¿Qué hacemos desde los diferentes rincones del mundo ante las imágenes atroces de lo que sucede en Gaza?
Por Verónika Ferrucci | 30/06/2024
El Movimiento BDS hace un llamamiento internacional contra el genocidio a través del boicot, desinversión y sanciones a empresas o instituciones partícipes y cómplices que contribuyen a mantener el régimen de apartheid que Israel impone sobre el pueblo palestino. Una campaña promueve la declaratoria de espacios libres de apartheid israelí.
Veo una publicación de una librería amiga en San Cristóbal de las Casas, en México. Dice: “Nos sumamos a la propuesta del Movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) coordinado por más de 180 organizaciones palestinas de establecer espacios libres de apartheid donde se difunda información referida a qué y cómo ejercer boicot a las empresas ligadas directamente con el Estado de apartheid israelí. Es hora de pasar a la acción concreta, que genere un impacto y presión a nivel económico y político. Para eso, necesitamos estar coordinados, articulando un boicot estratégico. Tal como se logró en Sudáfrica y en India”.
No resulta fácil conversar en redes, generar conciencia, incluso movilizarse en apoyo al pueblo palestino. Ejemplos de esto sobran: estudiantes reprimidos o detenidos en acampes y movilizaciones, hate y acusaciones de antisemitismo abundan, sobre todo, en el mundo de las redes sociales, cada vez que una persona condena el genocidio que Israel está llevando adelante en Palestina.
Con una gráfica que anuncia “espacio libre de apartheid” y una publicación en sus redes sociales, la librería La Cosecha (junto a muchos otros espacios) asumen el compromiso de respeto a los principios del BDS. “Nos sumamos a la campaña internacional de la BDS, que ubica a espacios disidentes, con posiciones políticas y territoriales, en un mapa geopolítico donde te declaras abiertamente como un espacio libre de apartheid israelí. Lo hicimos en conjunto con varios grupos y organizaciones del pueblo. Es una decisión política, pues estamos en un territorio históricamente conquistado y de despojo, y también con múltiples luchas sociales. Creemos que es muy importante tener una posición de repudio a estos actos que atentan contra la vida humana, de los pueblos, de los territorios y que despojan a múltiples identidades de sus tierras, de la vida. Y, ante eso, entendemos que hay una lucha colectiva”, dice Ro, una de las libreras.
El Movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) es un llamamiento internacional a la acción, “dirigido por palestinos por la libertad, la justicia y la igualdad, y que sostiene el principio simple de que los palestinos tienen derecho a los mismos derechos que el resto de la humanidad”, detallan en su web. Nació en Palestina en 2005, bajo el impulso de organizaciones civiles, educativas, sindicatos, centros de estudiantes, organizaciones de mujeres, culturales y partidos políticos. Y toma como inspiración y antecedente la campaña anti-apartheid de Sudáfrica en los 90. Buscan poner fin a la complicidad internacional con el régimen israelí, cuyos principales rasgos son: ocupación, apartheid ― aquí, un postulado de Amnistía Internacional al respecto del término― y colonialismo. Lejos del antisemitismo con el cual rápidamente se cancela la conversación pública o la acusación de extremismo (como recientemente sucedió en Alemania), el movimiento pide que el Estado de Israel cumpla sus obligaciones de acuerdo con el derecho internacional.
“Los gobiernos del mundo no son capaces de hacerle rendir cuentas a Israel. Las empresas e instituciones lo ayudan a oprimir al pueblo palestino. En respuesta, este está llamando a una campaña popular y no violenta de boicot, desinversión y sanciones contra Israel”, manifiestan desde el movimiento, quienes dirigen su campaña contra las instituciones y empresas que sostienen y financian dicho régimen.
Ser un espacio libre de apartheid es posicionarse de manera pública en apoyo y solidaridad con el pueblo palestino por la justicia, igualdad y libertad de todas las personas. “Como espacio libre de apartheid (ELA), nos comprometemos a negar cualquier tipo de apoyo al régimen israelí, sin querer normalizar las relaciones con este régimen de racismo y opresión, a participar y difundir las campañas de BDS a nivel regional y local, y desalentar el consumo de productos asociados con empresas cómplices del sistema de apartheid. Para nosotras, es muy importante posicionarnos y afirmar y declarar estos puntos para no estar calladas, para romper el cerco mediático y para negarse a ser cómplices de esta impunidad de estas violaciones terribles de los derechos humanos. La Cosecha siempre se ha declarado un espacio seguro, no aceptamos ningún tipo o forma de racismo, discriminación a nivel local y, en general, en el mundo, rechazamos cualquier forma de opresión y violencia”, detalla Francesca.
Algunos de los puntos claves del movimiento son el pedido de que se detenga el genocidio que empezó en Gaza el 7 de octubre de 2023, que se ponga fin a la ocupación y colonización de las tierras ocupadas de Cisjordania y de Palestina desde el 67, que se reconozcan los derechos fundamentales de ciudadanos palestinos en Israel y se respeten los derechos de todas las personas refugiadas según la resolución 194 de las Naciones Unidas.
Luego de 11 años desde su lanzamiento, el BDS es apoyado por sindicatos, asociaciones académicas, iglesias y movimientos sociales en todo el mundo. Desde el movimiento, explican algunos de los impactos que han tenido: “Compañías como Veolia, Orange y CRH se están retirando del mercado israelí, tras campañas de boicot por su participación en proyectos israelíes que violan el derecho internacional. La ONU y el Banco Mundial dicen que el BDS está empezando a tener un impacto económico significativo. Miles de artistas se rehúsan a actuar en Israel. Cada victoria del BDS genera atención mediática y arroja luz sobre la justicia de la lucha palestina por sus derechos”.
¿Cómo boicotear?
“El primer paso básico que la gente puede dar es boicotear los productos israelíes”, para eso, hay un listado en su web. Lo segundo que recomiendan es involucrarse activamente en una campaña de BDS que apunte a un producto, compañía o institución específica. “El BDS viene de décadas de resistencia popular no violenta del pueblo palestino, que ha usado los boicots desde la década de 1920 como forma de resistir la ocupación británica y la colonización sionista”, detallan desde el movimiento.
El portal Palestina Hoy, en este hilo, detalla los tipos de estrategias que desarrolla el movimiento: “Elboicot puede ser comercial, dejar de comprar productos israelíes o de empresas que apoyan; académico, implica romper relaciones con universidades israelíes; cultural y, en esto, se incluyen artistas que se niegan a actuar en Israel o personalidades del país que viajan hacia otros lugares; deportivo, en el sentido de denunciar y rechazar la participación de equipos del país en juegos internacionales (como el caso de Colombia que firmó la Convención Internacional contra el Apartheid en el deporte y el pedido a la CONMEBOL para que cancele el acuerdo con Israel); sindical o institucional, en ambos casos, es cortar las relaciones. Las desinversiones se refieren al dinero que empresas internacionales retiran de aquellas empresas israelíes o internacionales que se benefician de la violación de los derechos del pueblo palestino. Y las sanciones son el castigo que la comunidad internacional aplica a los Estados que amenazan la paz y la seguridad del mundo, una medida que se aplicó con éxito contra el régimen de apartheid sudafricano”.
Angela Davis, quien ha escrito mucho sobre la agresión israelí al pueblo palestino y que tiene publicado el libro “La libertad es una batalla constante. Ferguson, Palestina y los cimientos de un movimiento”, ha dicho en una entrevista: “La solidaridad con Palestina tiene el potencial de transformar y ampliar la conciencia política de nuestros movimientos contemporáneos. Los activistas de Black Lives Matter y otros vinculados con este momento histórico tan importante demuestran una creciente conciencia colectiva en este terreno que puede desempeñar un papel importante en obligar a otros sectores del activismo por la justicia social a asumir la causa de la solidaridad palestina, en concreto, el BDS. Las alianzas en los campus universitarios que incluyen a organizaciones estudiantiles negras, los Students for Justice in Palestine y los Jewish Voice for Peace nos recuerdan la profunda necesidad de unir los esfuerzos antirracistas y desafiar a la islamofobia y el antisemitismo mediante la resistencia global a las políticas y prácticas de apartheid del Estado de Israel. Teórica e ideológicamente, Palestina también nos ha ayudado a ampliar nuestra visión de la abolición, entendida como la abolición del encarcelamiento y la vigilancia”.
Pusieron una bandera palestina en la entrada de la librería, pintaron el logo de blanco, negro, rojo y verde, y realizan conversatorios y lecturas de poesía sobre lo que está pasando en Gaza. No han recibido hate o comentarios desde que se posicionaron en la campaña, más bien, muchas personas que gestionan otros proyectos se han acercado a preguntarles. “Ahora, queda continuar a imaginar iniciativas para que esto no quede solo en una declaración, sino en hechos concretos, que se siga hablando de lo que está pasando para romper el cerco mediático y seguir apoyando las estrategias y campañas de BDS”, concluye Francesca.
Palestina lleva muchos años sufriendo una masacre, pero estamos ante un punto de inflexión en la historia de la humanidad que parece no dolerse ni conmoverse lo suficiente. El BDS abre la puerta a una forma de entender la política y la solidaridad contra el apartheid.
Este artículo fue publicado originalmente para La Tinta. Imagen de portada: iGlobe News.
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