Las mujeres durante la guerra civil y el franquismo sufrieron una triple represión: la represión por ser mujer, por su condición ideológica de vencidas y por ser madre, esposa, hija o hermana de aquellos “desafectos”.
Por Sol Gómez Arteaga | 3/04/2024
“Sé brigadista en tu vida y lucha por tus ganas de vivir, lucha a fusil contra el fascismo del fracaso y de la infelicidad”.
Yaiza Alonso Beltrán, de 28 años de edad, natural de Menorca, con residencia actual en Valencia, es Graduada en Arqueología y especializada en Antropología Física y Forense. Tiene experiencia en investigación histórica y arqueológica, colaborando activamente con diversas asociaciones con proyectos relacionados con la arqueología de la Guerra Civil y la recuperación de víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista.
Desde 2019 es técnica antropóloga en la Asociación Científica ArqueoAntro en los trabajos de investigación, localización, exhumación e identificación de víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. Ha participado como técnica y llevando la dirección y coordinación antropológica en multitud de exhumaciones relacionadas con la guerra civil en Lemoatx (Bizkaia), y los cementerios de varias localidades de Castellón, Valencia, Granada y Alicante.
Miembro de la Asociación de Estudios Históricos Frente Sur.
Máster Interuniversitario en Historia Contemporánea Universidad Autónoma de Madrid.
Especialista Universitari en Polítiques i Recerca en Justicia de Transició i Memoria Democràtica. Universitat de les Illes Balears (UIB).
Experta Universitaria en Antropología Forense aplicada a los derechos humanos.
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Máster en Antropología Física y Forense Universidad de Granada (UGR).
Grado en Arqueología Universitat Autonoma de Barcelona (UAB) Mínor en Evolución y Paleontología Humana.
Tiene en su haber varios trabajos de investigación entre los que está “El abordaje interdisciplinar en casos de represión específica de género durante el franquismo: avances y limitaciones desde un estudio de caso en la Fosa 21 del Cementerio Municipal de Paterna, año 2022, pendiente de publicar o “Arqueología del pasado más reciente. El patrimonio arqueológico de Menorca durante la Guerra Civil (1936 – 1939). Experiencia y método en el caso de Fornells”, publicado en 2022.
¿Qué razones te mueven a especializarte en arqueología física y forense relacionada con la Guerra Civil?
Siempre he tenido un gran interés por la medicina forense, pero fue un libro el que me llevó a querer dedicarme a la antropología forense. Tenía catorce años cuando leí por primera vez “Tristes armas” de Marina Mayoral, una obra que lleva por título el poema de Miguel Hernández. A través de la historia de dos hermanas, hijas de unos combatientes republicanos que deciden enviar a sus hijas a Rusia durante la Guerra Civil, que buscan sus orígenes, descubrí la historia más triste de nuestro pasado más reciente. Desde entonces he enfocado mis estudios a especializarme como arqueóloga y antropóloga forense con el fin de ayudar y aportar luz a los crímenes cometidos durante el régimen franquista. Podríamos decir que he acabado haciendo de mi militancia mi profesión.
Con experiencia laboral en el sector de la arqueología y antropología, desde el año 2016 al 2019 como voluntaria, desde el 2019 hasta la actualidad como técnica y coordinadora -en tu haber figura la participación en casi una veintena de exhumaciones de la zona sureste de España-, descríbenos en qué consiste tu trabajo a pie de fosa en todas sus fases y posteriormente tu trabajo de laboratorio.
Tanto las víctimas de la guerra como las personas asesinadas durante el franquismo han estado al margen de la legalidad democrática. Asesinatos y ejecuciones extrajudiciales bajo unos sumarios sin garantía alguna, con la finalidad de eliminar una parte de la población civil. Aunque intenten negarlo, se tratan de crímenes de lesa humanidad, y el Estado debería responsabilizarse y recuperar los cuerpos de todas las personas asesinadas. La privación de una verdad oficial, de comisiones de investigación que garanticen justicia, verdad y reparación, deja entrever la falta de voluntad política por reconocer la violencia de estado ejercida durante la dictadura franquista.
Es por este motivo, que muchas de las actuaciones que se llevan a cabo parten de voluntades particulares o dependen de subvenciones de las distintas administraciones. Aunque los trabajos de localización, excavación, exhumación e identificación no llegan a judicializarse y no se consideran crímenes de lesa humanidad, nuestro trabajo debe recuperar todas aquellas evidencias forenses, con la mayor rigurosidad posible, con un propósito judicial. Evaluar todas aquellas características in situ que muestren el escenario de muertes violetas que se sucedieron durante años.
El lugar de inhumación –la fosa común, doble o individual– representa el escenario del crimen. En primer lugar, se delimita el espacio que ocupa la zona a intervenir para localizar la búsqueda. La arqueología es una ciencia destructiva, por lo que es preciso documentar todos los procesos desde que se empieza a retirar la tierra. Recuperar y custodiar todos los cuerpos de forma individualizada, las evidencias de una muerte violenta, las características bioantropológicas que nos permitan identificar los restos óseos recuperados, los objetos y materiales asociados y evitar cualquier deterioro o contaminación que dificulte su identificación posterior son las premisas más importantes de este trabajo para lograr llevar a cabo una interpretación de los hechos acaecidos.
Una vez exhumados todos los cuerpos y elementos que conforman la fosa, son trasladados al laboratorio establecido para llevar a cabo un estudio antropológico de aquellos rasgos físicos individualizantes y específicos que ayuden a establecer un perfil biológico, así como aquellas características que permitan establecer la causa de la muerte.
Finalmente, todos los datos obtenidos durante los trabajos previos a la excavación, durante la intervención arqueológica y los posteriores estudios forenses, deben integrarse en un informe pericial en la que queden reflejados todas las evidencias recuperadas y que sirva como prueba del delito cometido y perpetrado desde el estado durante la dictadura e, incluso, durante la transición y posterior democrática. Es decir, transformamos el indicio -familiar, periodista, testimonial, histórico- en una evidencia al exhumar la fosa, y que se convertirá en una prueba si alguien dentro del sistema judicial así lo valida.
Los huesos hablan, nos hablan. ¿Qué sentimientos se te mueven al trabajar en una fosa? ¿Ha variado este sentimiento desde las primeras exhumaciones en las que participaste como voluntaria a la actualidad, en la que tu experiencia es muchísimo más amplia?
Creo que nunca te acostumbras, pero sí que lo normalizas. Lo normalizas porque después de tantos procesos se convierte en una rutina, en tu día a día. Para mi lo más doloroso son los testimonios de las familias, las historias de vida de quienes fueron asesinados y quienes murieron en vida durante la dictadura. Por desgracia, el engranaje del sistema afectó a toda la población y a todos los niveles, especialmente a las mujeres. La represión no fue la misma ni cualitativa ni cuantitativamente, sino que las mujeres sufrieron un tipo de violencia represiva muy específica por su condición, y, sobre todo, en vida. Algo que siempre me afecta más es pensar en la cantidad de mujeres que sufrieron en silencio la violencia del régimen, física, psicológica, económica, laboral, sexual… pero también me enorgullece la lucha y valentía que muchas tuvieron.
A pesar de tu juventud, tu trayectoria ha sido muy intensa y seguramente has vivido situaciones altamente emocionales. Háblanos de alguna que te haya impactado/conmovido especialmente.
En este contexto creo que lo que más me emociona es la solidaridad de todas las personas que he ido conociendo durante los años. Familiares, activistas, compañeras y compañeros de gremio, incluso quienes se han acercado a ver los trabajos a pie de fosa. Especialmente la amabilidad y agradecimiento de las familias al ver que por fin sus demandas son escuchadas, que alguien se tome su tiempo para oír su historia. Por otro lado, la identificación de víctimas del franquismo, poder devolver el cuerpo a su familia también es un momento muy especial. Recuerdo con especial cariño la identificación de Barbara Morellà, asesinada el 21 de julio de 1939 y enterrada en el Cementerio Municipal de Paterna. Es la primera mujer, de las veinte que fueron asesinadas en Paterna, identificada en dicho camposanto. Toda identificación, como siempre digo, es una victoria al fascismo, al olvido y a la memoria.
Háblanos de la vinculación entre antropología, arqueología de la Guerra Civil y el marco jurídico – legal sobre DDHH en el que también te has formado.
El golpe de estado en julio de 1939 fue un atentado militar contra el régimen democrático establecido legalmente. El fracaso de la insurrección, planificada y premeditada, conllevó a que el Gobierno de la República movilizara al ejército que se mantuvo fiel y a la población civil para combatir al ejército sublevado, pero también hubo muchas personas que se unieron voluntariamente al Frente Popular. Al finalizar la guerra se implantó un régimen autoritario, de corte fascista y que se iría modulando según sus propios intereses. El franquismo nunca supuso una ideología inamovible, pero lo que si caracterizó los cuarenta años de dictadura fue la legalización de la sistemática represión política y social, la privación de libertades y derechos y el control ideológico en base a la moral y paradigma del régimen. Los primeros años de la dictadura se caracteriza por los fusilamientos en masa, pero no fueron los únicos crímenes de lesa humanidad que se cometieron; torturas, ejecuciones, violaciones, persecuciones, trabajos forzados, encarcelamientos arbitrarios, campos de concentración, deportaciones forzosas…
Todos estos delitos, y otros más, están definidos como crímenes de lesa humanidad según el derecho internacional y también según el derecho español. La contrariedad, según la justicia española, es que muchos de los convenios y leyes que España ha ratificado o añadido al código penal, no pueden juzgarse en base al principio de legalidad y retroactividad, ya que no pueden juzgarse unos delitos que en el momento de cometerse no estaban tipificados. Además, la ley de Amnistía de 1977 dejó estos crímenes como “solventados” ya que eximió toda posibilidad de juzgar a quienes formaron parte de sistema franquista y quienes cometieron delitos durante la dictadura. Aún así, según los convenios internacionales y el derecho consuetudinario –derechos y prácticas aceptadas como normas jurídicas obligatorias en la conducta de la comunidad cuya fuente es la costumbre– estos crímenes no deben prescribir. Así lo reflejan los artículos 131.3 y 133.2 del código penal español, además de las normas internacionales a las que España se adscribe. Pero aún ningún gobierno se ha atrevido a calificar y enjuiciar los crímenes franquistas ante un tribunal español, seguramente porque la permisibilidad durante cuarenta años también ha convertido a jefatura y administraciones democráticas en encubridores de los hechos denunciados. Al fin y al cabo, la transición nunca supuso una ruptura y cambio respecto al gobierno de Franco.
En los últimos años se han llevado a cabo estudios de investigación acerca de la represión específica de género sufrida por las mujeres republicanas, y en este sentido tú participas en el estudio interdisciplinar, desde el ámbito historiográfico, arqueológico, antropológico, archivístico y genético, del caso de tres mujeres víctimas de la represión que hallasteis en la fosa 21 de Paterna. ¿Qué resultados arroja dicho trabajo en el que intervienen tantos saberes?
Las violaciones como arma de guerra y la violencia sexuada como herramienta de control y sometimiento siempre surgen a la luz durante los conflictos. Las mujeres durante la guerra civil y el franquismo sufrieron una triple represión: la represión por ser mujer, por su condición ideológica de vencidas y por ser madre, esposa, hija o hermana de aquellos “desafectos”. Además de que fueron sometidas a juicios sumarísimos y juicios extrajudiciales en base a la justicia militar, la cual está enfocada y establecida para hombres, supuso una doble falta de garantías para las procesadas. La falta de credibilidad de los juicios y garantías legales se encontraban tanto en la norma con la que fueron juzgadas como en el sistema que las juzgaba.
La guerra civil española y la consecuente dictadura supuso para las mujeres un retroceso en la conquista de derechos sociales y políticos, así como la toma de posición en la esfera pública. El régimen nacional–católico impuso un modelo de género preciso para las mujeres y definido por la ideología falangista. Las nuevas culturas políticas y sociales del nuevo estado irían de la mano de la Iglesia Católica y la Sección Femenina, a la que se le encarga el sometimiento en forma de educación e instrucción profesional –en base a los principios cristianos– y transmitir el ideal de la domesticidad femenina. Esta imposición respecto al lugar que deben ocupar las mujeres motivó un nuevo paradigma del papel que debía desempeñar la mujer, la separación de las mujeres de la vida social y la negativa al acceso laboral, para restringir así su existencia a la dedicación y cuidado familiar.
Una de tus publicaciones (año 2022) trata del patrimonio arqueológico de Menorca durante la Guerra Civil centrándote en el caso de Fornells. ¿Qué razones te llevan a hacer este estudio y qué conclusiones has obtenido?
Es gracioso, porque a pesar de ser de allí, desconocía la historia de la isla durante y después de la guerra. Al darme cuenta de la gran cantidad de vestigios y fortificaciones aún existentes de lo que supuso esa guerra me pregunté porque eran tan desconocidos para mi. Descubrí un relato que siempre había permanecido en la retaguardia, como la isla se armó y preparó al mantenerse fiel al gobierno de la República, quedando esta aislada en medio del mediterráneo. Ello supuso hambruna, la escasez de recursos para mantener viva a la población menorquina, la desinformación e incomunicación para la totalidad de las personas durante la guerra. Aún así, se produjo una colectivización de los intereses para perseverar durante la contienda. La gran ayuda y solidaridad humanitaria que se gestó, tanto dentro de la isla como fuera, supuso una resistencia férrea ante el fascismo.
Se llevó a cabo la fortificación de toda la costa de la isla para prevenir posibles ataques o intentos de desembarcos. El resultado es que a día de hoy encontramos una red de estructuras, casi desconocidas, de la organización defensiva civil que se desarrolló durante la guerra. Además, no solo se trataba de estructuras defensivas a primera línea de costa, sino también de protección civil, con un sistema de hospitales de campaña y refugios antiaéreos que recorren el subsuelo de la isla.
En este caso, escogí Fornells porque fue el primer lugar que prospecté en busca de las huellas de aquella gestión social de protección. A día de hoy he podido catalogar más de 180 estructuras –sin contar los refugios antiaéreos civiles– entre búnkeres, trincheras, túneles subterráneos, blocaos, vigías, puestos de tiradores, nidos de ametralladoras, baterías antiaéreas, hospitales de campaña entre otros.
Como persona de una generación joven, me gustaría saber qué percepción tienes de la juventud española acerca de su conocimiento sobre el episodio más traumático y reciente de nuestra historia como es la Guerra Civil y la postguerra.
Creo que el silencio que ha impregnado desde las instituciones, en la educación y en la realidad social de la sociedad española ha hecho que, de una forma u otra, las nuevas generaciones hayan crecido sin conocer la verdad del pasado traumático que les ha precedido y que ha afectado a la población actual. La memoria colectiva que ha prosperado en torno a la dictadura franquista ha sido siempre la de del régimen, pero eso no quiere decir que no exista una memoria colectiva en torno a las personas que sufrieron las consecuencias del golpe de Estado. Pero esta ha sido relegada al ámbito privado, a las historias familiares. La era tecnológica y la lucha capitalista también ha hecho que cada vez seamos una sociedad más individualista, en la que el deseo por la inmediatez de las cosas no nos permite detenernos a conocer nuestro pasado para entender el presente. Nadie negaría los crímenes del holocausto nazi, y cualquier joven sabría a que nos referimos, pero sigue existiendo una incredulidad sobre los campos de concentración en España, la cantidad de fosas comunes que existen en todo el territorio o la cantidad de víctimas asesinadas durante más de cuarenta años. Creemos inimaginable la utilización de la tortura como método disuasorio en las comandancias policiales, pero se trata de hábitos heredados del franquismo.
En todas las entrevistas a mujeres relacionadas con la Memoria hay una pregunta obligada que, en tu caso, como persona vinculada a la generación de jóvenes que se han especializado en la Guerra Civil, me parece de especial relevancia. La pregunta es: ¿qué mensaje le darías a la juventud a la que perteneces, incluso a personas más jóvenes, en materia de Memoria Histórica?
Creo que el mensaje más importante es el ejemplo que debemos dar y deben dar desde las instituciones de justicia, respeto, feminismo y verdad. Todo ello representa la memoria histórica –o mejor, memoria democrática–. Se trata de la conquista de valores cuando no había opción a elegir, en una época en la que los derechos y libertades brillaban por su ausencia. Conocer que los derechos que tenemos hoy en día han sido gracias a la conquista social, a la movilización social que ha conseguido cambiar o promulgar leyes, derogar decretos o, incluso, la proclama de nuevas libertades.
La sociedad española de los años cuarenta tuvo que reconstruirse, volver a recoger las semillas que los logros conseguidos durante la Segunda Republica definieron una sociedad reformista, moderna y democrática, a pesar de los evidentes signos de crisis y conflictividad social. Es por ello que no cabe victimizar a quienes padecieron la transgresión y represión franquista, ni mucho menos romantizarlo, pero si poner en valor la fuerza que supuso la oposición antifranquista para la sociedad actual.
Muy buena entrevista.
Es muy agradable que personas tan jóvenes y tan bien formadas,estén tan comprometidascon la justicia y la verdad.