Por José Antonio Martín Acosta
Te esperan a la salida
Como matones de orfanato
Reciclados en la moral pura y nostálgica
De una iglesia perdida entre pederastas y lobos
Miran el ombligo del débil
Olisquean su fortuna innata
Recién nacidos para el dislate
Orangutanes con sotana
Son los que especulan con la desinformación
Los que tienen acciones de paranoia
Los que rentan en la bolsa
Y venden a su madre
Por el báculo de un obispo
Los herederos de la muerte
Prestidigitadores del oprobio
Rentistas de la desafección
Conjurados soflamistas
Garrapatas de la patria
Seres bizcos y vizcondes de la negrura
Atrabiliarios terratenientes
Calumniadores que compran
Todos los periódicos
Y acaban con la libertad de opinión
Son el olé desclasado
El eructo en el desayuno
El orín en la cena tras abrocharse la bragueta
Son el jodido eslabón perdido
Son el apellido compuesto
Descompuesto para desgracia de la patria
El incienso y la mirraLa hez y la nostalgia
Dictatorial y alebosa
Son las maneras sucias
Son el siempre tengo que ganar
Son el no respetar sus derrotas
Son la navaja rondando el sonido crápula
De la noche sideral
Son los golfos de la nobleza
Enseñando sus ojales
Sus margaritas de cocaína
Sus trajes con corbata
Material para colgar sueños y destrezas
Parsimonia de una muerte descalzada
Son el monástico irredento
El pudridero y la cloaca
El hueso del perro
Y la inocente tripa de la criada
Son la metamorfosis del improperio
El culpable que se esconde
En quinientos años de grandeza
Son la ordalía y el sacrificio para el pobre
Y la osada cobardía de ser vos quien sois
Son de la mesa los puñetazos
Del muerto el navajazo
Del sudario la presa
Del infortunio la pereza
Del mando su distancia
Odio rabioso
Odio de lumpen bien vestido
Oneroso sacrificio de muchos
Calamidad dictatorial en la mirada
Son la costra en las rodillas del niño
Son la sangre reseca en la aduana
Son el pámpano y la procesión
La caterva de futilidad encadenada
Son la escoria del firmamento
La hez infecunda y maloliente
La intoxicación en la palabra
El brasero que arde en el suburbio
Son las pistolas y el cemento
La erupción cutánea y el hedor
Son la caspa en la cintura
La violación de rodillas
El esperpento hecho nación
Son las cloacas de arcilla
Nuevo ser que ama ser pisado
El delator en el portal
El palacio en las afueras
La mantilla que te cubre
El rosario con la mano alzada
La cruz clavada en el misal
Son la limosna Como solución social
Son Saturno devorando a sus hijos
Y expulsándolos en un eructo abisal
A la salida te esperan
Con la cruz de Cristo en un tapete
Con la bandera de su España primordial
Bordada con mentirasCon mitos imposibles
Con batallas ganadas por el señor general
Y se olvidan de que quien empuñó la espada
Fue el pueblo
Siempre el pueblo
Que pone la sangre y la muerte
Y se queda con la miseria y el leprosario
Son el orinal bajo la cama
Son la bata de boatiné
Son los rulos en la cabeza
Y el legado de Franco en el corazón
Son el cornetín del señor marqués
La esclava ultrajada y abierta
Y el niño dado en adopción
El resquemor y la distinción
El torero ecuánime y la cupletista desnuda
Son el cura sin sotana ni moral
La monja que ejecuta un desahucio
El obispo que no paga a hacienda
El heredero ímprobo
Que nada pudo hacer
Sino vender la hacienda y despedir al jornalero
Son la mascarilla con la bandera
La pulsera con la bandera
La bandera sin la bandera
La bandera
El alma en vilo
Para que no vuelvan al poder
Dios mío
Que no vuelvan
Que no pasen
Que no pasen otra vez.
Asi reventataran todos los putos fachas como el butano