Satisfecha de la experiencia y del rédito mediático conseguido acomete una gira por el cuero patrio para dar conferencias, unas para provocar en el externo y otras en el interno.
Por Puño en Alto
De una forma descarnada y retransmitida casi en directo en horario prime time por los mismos medios de comunicación (?) que ayudaron a su ascenso, se está demostrando que en la extrema derecha también cunden los egos y los personalismos, hasta el punto que son llamados ya como los “egotriotas” o “patriegos”.
Los que peinan abundantes canas o los que lucen generosas frentes despejadas recordaran aquella serie británica de 1976 “The Fall and Rise of Reginald Perrin” (caída y auge de Reginald Perrin), pues algo de ello hay en el caso de Macarena Olona: un auge vertiginoso y una caída no menos súbita, originando resultados rozando lo esperpéntico.
Olona deja la política, tras un rotundo fracaso electoral en función de las expectativas generadas, por una enfermedad de forma tan repentina como lo ha sido la superación de la misma. Desaparece de la escena pública para poco después reaparecer con nuevos bríos, tan tragicómicos como populistas, hasta el punto de que los que fueron sus compañeros del alma y sentimiento dudan de la existencia de dicha enfermedad, conociendo su capacidad para mentir como lo hizo con su empadronamiento en una localidad granadina. Anunciando que emprende el Camino de Santiago invitando a los que quieran compartir con ella la experiencia.
Satisfecha de la experiencia y del rédito mediático conseguido acomete una gira por el cuero patrio para dar conferencias, unas para provocar en el externo y otras en el interno. En estos casos se deja acompañar en plan diva con excompañeros caídos en desgracia y con un banquero delincuente y corrupto donde los haya, al parecer muy mal visto en el partido de origen que ha levantado ampollas entre sus dirigentes. La luchadora contra la corrupción blanquea a corruptos para poner de los nervios a los que hasta ahora eran los suyos.
Mientras tanto, con declaraciones veladas va dejando perlas contra el partido de extrema derecha: poca democracia interna (esto es un oxímoron), puñaladas traperas, trituradora de carne y hasta se atreve a retar de tú a tú a su idolatrado líder, a quien le empieza a temblar las piernas a la vez de que un sudor frío le recorre la frente al recordar el caso de Casado y Ayuso. A Pablo e Isabel se le rompió el amor, a Santi y Olona también y no de tanto usarlo, precisamente.
Todo ello ha servido para que los rumores de que iba a liderar una nueva opción política crecieran, hecho que ha negado con la boca pequeña con el argumento de que no hay espacio para otro partido, como si ello fuera un impedimento insalvable para una egotriota o patriega.
Vox se “peperiza” le dijo un patriota a otro, “dentro de poco escucharemos a algunos y algunas decir: “esa persona de la que usted me habla, ya tal”. “Dime quien enturbia ya tus sueños y te diré como de acojonado te levantas, amigo”, respondiole el otro.
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