Vota servicios públicos

En la última década, debido a los recortes y las privatizaciones, el Sistema Sanitario Público español está en proceso de franco desmantelamiento.

Por FADSP.

Las sociedades en la actualidad se pueden clasificar según muy distintas características. Una de  ellas es la de aquellas que tienen como prioridad mantener los servicios públicos esenciales:  sanidad, educación y protección social. Es lo que se conoce como Estado del Bienestar. Tomar  esta decisión se basa en las evidencias históricas y científicas de que en aquellos países que  preservan este sistema, consiguen algo que para ellos es irrenunciables: todas las personas, sea  cual sea su situación sociofamiliar y laboral, tienen garantizados los derechos básicos como la  salud, la educación y la protección social, pero, además, con equidad, es decir, no hay  aplicaciones de derechos de distintas categorías y no hay problemas a los que no tengan  opciones de acceder por no tener recursos económicos. Son sociedades más justas, más  solidarias, más equitativas. 

Con un Estado del Bienestar fuerte, el estado actúa como agente benefactor para los sectores  mayoritarios de la población, generalmente más desfavorecidos. Estas medidas representan un  factor de equilibrio ante las desigualdades sociales que el sistema neoliberal imperante genera  de manera cruel y persistente. Y ya conocemos que esas desigualdades matan. Los estados que  aplican este modelo, no gastan dineros sino que prestan servicios. 

Para conseguir los presupuestos necesarios para aplicar estos principios son imprescindibles los  impuestos públicos. Una cuestión que hay que mejorar y mucho en el estado español es que  estos impuestos sean realmente progresivos, no como ocurre en la actualidad en que las  mayores fortunas y las macroempresas, por diversos vericuetos, terminan saliendo exentos de  tributar. Con unos impuestos progresivos adecuados y justos, la financiación de los servicios  públicos se convierte en solidaria y nos parece un motivo de orgullo social. 

La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), constituida en el año 1982, defiende a ultranza no cualquier modelo de sanidad, sino un Sistema universal (para  todas las personas), accesible, gratuita al requerir la atención (que no gratis porque se financia  con presupuestos públicos), equitativa (igual para todas), solidaria (se basa en los impuestos),  integral (no hay enfermedades caras), integrada (organizada por niveles) y de la máxima  calidad. Es un Sistema con financiación, provisión y mantenimiento públicos. Otros  movimientos sociales, como las Mareas Blancas, fundamentalmente nacidas a raíz de los  recortes en los servicios públicos surgidos tras la crisis financiera de 2008, también colaboran  en la lucha por la defensa de la Sanidad Pública descrita. 

Desde la creación del Sistema Sanitario Público en España, el sector privado ha promovido  fórmulas para hacer negocio a costa del presupuesto sanitario público. Para ello, la fórmula  más usada es la denominada “colaboración público-privada”. No obstante, existen evidencias  claras para poder asegurar que las decisiones políticas que han defendido la colaboración  público-privada en la Sanidad han derivado indefectiblemente en un deterioro de lo público y  en un negocio para el sector privado. 

En la última década, debido a los recortes y las privatizaciones, el Sistema Sanitario Público español está en proceso de franco desmantelamiento. Esto es así con algunas diferencias, según las Comunidades Autónomas, pero de forma generalizada. La pandemia por la Covid 19  ha sido la tormenta perfecta para conseguirlo. Los mermados recursos sanitarios se han  dirigido de forma muy prioritaria a contener este grave problema de Salud Pública, obviando el resto de las enfermedades durante más de dos años, lo que está constituyendo un incremento  de los diagnósticos tardíos de enfermedades graves y, como consecuencia, de las muertes  evitables. Especialmente, el acceso a la Atención Primaria se ha dificultado de forma notable.  Se está intentando normalizar la consulta médica telefónica, lo que supone una aberración  clínica. Desde hace más de un año está en marcha una campaña llamada “Salvemos la  Atención Primaria”, liderada por la FADSP y apoyada por múltiples organizaciones sociales, para poner de manifiesto de forma contundente que la entrada y eje del sistema, o sea la  Atención Primaria, no funciona en todo el estado español. 

Asimismo, existe una manipulación generalizada de otro grave problema sanitario, las listas de  espera sanitarias. Desde hace años se intenta centrar el debate sobre los datos cuantitativos,  lo que es una estrategia nociva porque normaliza la propia existencia de la espera. Así, la  tergiversación de dichas listas se ha convertido en una “ciencia” en la pseudo gestión sanitaria. Un ejemplo: lo habitual en los últimos años es que no se le dé cita a las personas necesitadas, sino que se les comunique “ya se le llamará”. Con este mecanismo, esas personas no figuran en ninguna lista y, tramposamente, no están “esperando”. Es lo que hemos denominado  “limbo sanitario”. Simplificando, se puede esperar por un corto plazo para ser diagnosticado o tratado de una dolencia. El escándalo clínico es que se pueda estar esperando meses, y que  esto se tolere, se acepte, se normalice … sin saber la causa de los síntomas que padece una persona. No hay que cursar un máster en gestión para deducir qué si el resultado diagnóstico  final es una enfermedad grave, la vida de esa persona está, o ha estado, en grave peligro. 

¿Qué se puede hacer para combatir este desastre? ¿Existen alternativas políticas?  Rotundamente sí. Hay que reponer urgentemente los Presupuestos Sanitarios Públicos  adecuados, hay que reponer y adaptar las plantillas a las necesidades y hay que reorientar  múltiples aspectos sanitarios que hoy en día están desfasados y desatendidos (atención a  enfermedades crónicas, atención domiciliaria, espacio sociosanitario, conceptos de  hospitalización, atención primaria, etc.). 

En Andalucía, en pocos días se celebrarán elecciones autonómicas. Es un momento crucial. Es  el momento cumbre de la democracia. El voto tiene, debe ser responsable. Hay que pensar en  las necesidades de la población y qué políticas le hacen frente. Los Servicios Públicos ejercen  de vacuna frente a las desigualdades sociales. Cualquier persona, en una sociedad que se  precie, debe tener asegurada la atención sanitaria pública, la educación pública y la protección  social públicas. Por eso, la FADSP y la Coordinadora Andaluza de Mareas Blancas piden el voto  para aquellas formaciones políticas que realmente vayan a fortalecer los servicios públicos y,  específicamente, la Sanidad Pública. 

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