Sol Gómez Arteaga
Villadangos del Páramo. Un largo camino hacia la Verdad, la Justicia y la Reparación
Tuve el privilegio de tocar con mis propias manos la tierra que envolvió durante más de ochenta y cinco años los restos de estos hombres. Una tierra que, demasiado húmeda para ser filtrada por la cribadora, se iba depositando sobre una tabla a fin de seleccionar ese “trocín” de hueso, ese retazo ya irrecuperable de tejido de ropa que se “desbrona” entre los dedos, ese botón. Los huesos hablan, nos hablan.