El fracaso en la gestión de la crisis política y de la estrategia militar dejó a los dirigentes de Israel debilitados y cada vez más aislados del público.
El grado de violencia de la AP contra los palestinos en Cisjordania es cada vez más comparable a la violencia israelí, lo que consolida aún más la afirmación de que la AP es, de hecho, una herramienta de control utilizada por la ocupación israelí contra los palestinos.
La basura se ha estado acumulando durante más de 15 meses sin que haya una sola instalación que la pueda procesar adecuadamente. Se han propagado las enfermedades y todos los hospitales han sido destruidos, quemados hasta los cimientos o arrasados por los bombardeos.
Esta rendición refleja la admisión por parte de Israel de que no podía reocupar Gaza, destruir la resistencia, llevar a cabo una limpieza étnica de los palestinos, contrarrestar a los grupos de resistencia regionales ni sostener la guerra por más tiempo.