«Algo que no nos gusta de Bruselas es el poder que tienen los grupos de presión, formados por las empresas a las que combatimos, las cuáles en la mayoría de los casos (por no decir todos) están participadas por entidades con un gran poder como bancos y fondos buitres, los llamados “lobbies”.
Es necesario establecer la solidaridad intergeneracional de forma que no deje a nuestras hijas e hijos en una situación peor que la que tuvieron nuestros padres y madres.
Es previsible el redoble de las acciones coercitivas unilaterales emprendidas por Estados Unidos en forma de sanciones y es más que probable que la Unión Europea, España a la cabeza, se sume a ellas.
El llamado ascensor social al que los poderosos invitan a subirse a los menesterosos esforzándose, sacrificándose, formándose, esclavizándose, simplemente no existe.