Con Lafargue fundó el Partido Obrero Francés en 1893, siendo elegido, además, diputado, enfrentándose a Jaurès sobre la conveniencia o no de que el socialismo colaborase en el gobierno de Waldeck-Rousseau.
Zetkin estaba reflejando con su defensa a ultranza de que las mujeres se uniesen a la lucha del proletariado la realidad del momento, cuando se consideraba que la socialdemocracia alemana había traicionado a la revolución.
El llamamiento incidía en un tema clásico del socialismo, a pesar de que el PSOE se había acercado al republicanismo hacía dos años para formar la Conjunción Republicano-Socialista.
En marzo de 1891 se celebró uno de estos mítines en el teatro de la localidad del Maresme, hoy denominada Vilassar de Mar, y en aquella época San Juan de Vilasar.
Sixte-Quentin afirmaba que esta declaración de Longuet podía llegar a hacer encoger de hombros a muchos franceses, socialistas incluidos, porque parecía un artículo de fe que la prosperidad británica se basaba en su imperio colonial.
Si se fortalecía la organización sindical los patronos se verían obligados a respetar a las trabajadoras, y se establecerían contratos de trabajo que no permitirían la explotación.