Videojuegos | Shenmue: Un instante en el tiempo

Por Manuel Evangelista

En una de las entradas de su blog, Rebeca Pardo, profesora de fotografía de la Universidad de Barcelona, realiza la siguiente reflexión:

  ‘La fotografía es, como han dicho en sus escritos autores como Régis Durand, un arte ontológicamente ligado al tiempo. No sólo por su capacidad de representación del mismo, o por su cambio de valor y significado conforme pasan los años, sino también porque esta “escritura con luz” podría decirse que sigue la gramática del tiempo’.

Esta gramática se rige, según Pardo, por unas reglas que evidencian la fugacidad y futilidad de nuestra existencia. El ser una mera anécdota dentro la historia de La Tierra o del propio universo.

Pero dentro de esa misma entrada, recoge otra frase de Martí Perán, compañero suyo en la universidad de Barcelona, que dice lo siguiente:

 ‘Somos la primera generación que sobrevive a su paisaje y, por tanto, llega un punto en el que no es posible el regreso a casa o a los lugares en los que se ha vivido tal y como se conocieron’.

Los videojuegos siempre andan queriendo imitar la realidad. Emplean su músculo técnico para crear entornos poligonales fotorrealistas. Pero por mucho que Ubisoft recree hasta el más mínimo detalle la Florencia renacentista, perderte con Ezio por sus calles no alcanza para revivir ese instante en el tiempo. Tampoco jugar el Desembarco de Normandía en un Call Of Duty.

Esto obedece a un interés publicitario más que histórico. No se busca representar lo ocurrido sino edificar desde los rasgos más característicos y, por tanto, famosos. Así, el replicar estas escenas resulta una excusa más que una determinación.

Aunque esta sea la tónica general, no significa que no haya excepciones. Una de ellas es Shenmue. Aprovechando que el pasado 14 de abril Sega anunció la puesta a la venta  de una remasterización de la saga para la segunda mitad de 2018, y a la espera de la tercera entrega que está en desarrollo, os voy a hablar de cómo Shenmue logra capturar un instante en el tiempo.

Shenmue es un videojuego japonés de 1999 para la ya extinta Dreamcast. A lo largo de sus cuatro discos, narra la historia de Ryo Hazuki, que al regresar a su casa ve cómo esta es asaltada por una banda mafiosa china y su padre es asesinado a mano de uno de sus miembros. Así, con sed de venganza, Ryo emprende un periplo en busca del culpable.

En otros juegos, como también ocurre en parte en Shenmue II, esta premisa, un tanto genérica, hubiese descarrilado en una espiral de interrogatorios, persecuciones y carreras contrarreloj por encontrar a Lan Di, antagonista del título.  En cambio, Yu Suzuki, director del título, lo plantea desde una perspectiva totalmente opuesta: La venganza es el motor de la trama, pero no es algo que precipite los acontecimientos.

En Shenmue trabajas, coges el autobús todos los días y vuelves cada noche a casa para dormir. Esta cotidianeidad no es algo prefabricado para alagar la duración del juego, sino que responde al deseo de Suzuki de representar la realidad con rigor. Concretamente, el final de los 80 en Yokosuka.

De ahí que también tenga sentido introducir un ciclo de día y noche (con sus respectivos horarios), diferentes efectos climáticos y un calendario que te indica permanentemente la fecha en la que te encuentras. Pero estos sistemas también están presentes en títulos de tono realista como Grand theft Auto o Sandbox similares y no se consigue un efecto ni remotamente cercano. La clave de Shenmue se encuentra en el enfoque de sus escenarios, que optan por la concentración (una ciudad pequeña de callejuelas repletas tiendas y edificios en los que poder entrar e interactuar con lo que hay dentro) en vez de la dispersión (áreas kilométricas donde hay muchas cosas que ver, pero poco que hacer). Por eso Ryo puede, por ejemplo, abrir cada uno de los cajones de su casa o coger y observar detenidamente cada uno de los objetos que se encuentra por ahí.

Esta plasmación tiene valor histórico en sí, a la que además se le añade el plus de la interactividad. Pero lo que realmente le aporta el valor diferencial a Shenmue es su representación del choque cultural, concretamente la extranjerización,  en Japón.

Como explica BeetBeatBit (la mejor persona) en su vídeo sobre Shenmue, el Japón actual tiene muy poco que ver con el gran imperio japonés de primera mitad del siglo XX:

‘Tras perder la Segunda Guerra mundial en el 45, Japón comenzó a absorber muy deprisa la cultura occidental. Tan de golpe que el impacto es visible todavía hoy para cualquiera que visita el país, pudiendo observar la más moderna tecnología punta y a los cinco minutos encontrarse con un templo. Por poner un ejemplo del contraste entre tradición y modernidad surgido de aquel momento en el tiempo. Hay que tener en cuenta que Japón es un país que venía de una cultura milenaria. Por lo que este cambio supuso un choque cultural sin precedentes en la nación’.

Así, en el juego podemos ver restaurante italianos, panaderías francesas, puestos de perritos calientes al lado de establecimientos típicos japoneses. De hecho, la propia casa de Ryo tiene un dojo, un templo budista, un estanque zen… mientras que él va con unos vaqueros y una chupa de cuero made in América. Y conduce una moto, para más inri.

Como sigue diciendo BeetBeatBit, lejos de manifestarlo como algo negativo, Suzuki y su equipo ofrecen una visión ambigua del conflicto, lo que da hondura a la mirada sobre el fenómeno. Esa ambigüedad queda representada en Ryo: él busca vengarse de un mafioso chino y durante el camino hacia él se topa con criminales de diferentes nacionalidades. Pero, a la vez, su mejor amigo es americano y colabora con la policía china. Más lo anteriormente mencionado de su ropa. Como sentencia, lucha contra la extranjerización y, a la vez, se nutre de ella.

Retomando la frase de Perán, quizás Japón fuese esa primera generación que haya sobrevivido al paisaje y, por ello, no pueda volver a casa. Pero lo que sí es seguro es que gracias a obras como Shenmue se sigue conservando recuerdos de su hogar. Un hogar que, aunque sea por un instante, permanecerá siempre eterno en el tiempo.

Enlaces:

https://rebecapardo.wordpress.com/2012/03/26/la-fotografia-el-arte-del-tiempo/

https://rebecapardo.wordpress.com/

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