Videojuegos | La fórmula del éxito de Pokémon

Por Manuel Evangelista

Pokémon es el producto de entretenimiento más exitoso de la historia. Entre videojuegos, cartas, merchandising y demás ha facturado más de 59 000 millones de dólares (en este artículo de MeriStation se puede consultar el desglose de cifras). Es una saga que ha influido a una generación entera: Todo aquel al que no le suene el nombre de Pikachu ha vivido muy aislado del mundo durante más de 20 años.

Como todo niño de los noventa, he vivido la fiebre por la saga de Game Freak en todo su esplendor: En la programación infantil tenías la serie, en los kioscos los tazos, chapas y pegatinas; y en los hipermercados y tiendas encontrabas mochilas, ropa, juguetes, etc. En el patio del colegio todo el mundo hablaba y jugaba a Pokémon. Además, se empezó generar una ‘guerra’ entre el bando que defendía que Charmander, Bulbasaur y cía eran mejores que los Digimon, y el bando contrario que negaba la mayor.

Yo pertenecía al bando de la franquicia de Tamagotchi porque me gustaba más la serie de animación. Desde mi posición (y también desde mi ignorancia) no entendía cómo a los otros niños no le podían gustar más los Digimon cuando son más chulos y épicos. Sin embargo, siempre anhelaba un videojuego de los niños elegidos y sus compañeros digitales que simplemente pudiese plantar cara a los Pokémon Rojo y  Amarillo.

Mientras que la franquicia creada por Satoshi Tajiri gozaba de buena salud, mis queridos Digimon iban perdiendo fuerza con el paso del tiempo, entregando productos de baja calidad año tras año, cada uno peor que el anterior. Alguno de ellos incluso rotos, como Digimon World para Play Station, como explica este vídeo de BortzProductions.

Desde fuera y un poco desde el rencor, como ese seguidor de Sega al que le duele el éxito de Play Station, creía que el fenómeno Pokémon se basaba en el coleccionismo y en el marketing. Con los años y otra perspectiva, quiero hablar en este artículo de por qué Pokémon es el éxito que es. Y para ello me viene como anillo al dedo el lanzamiento de los nuevos títulos: Let´s Go: Pikachu y Let´s Go: Eevee, que salen a la venta el viernes 16 de noviembre.

Más que el cariño por los animales y la naturaleza o la capacidad de perseverancia y superación, que son temas muy recurrentes en cada una de las entregas, Pokémon es aventura. Lo es porque su génesis surge de cuando Tajiri recorría las zonas rurales de su Machida (Tokio) natal en busca de insectos. Como Shigeru Miyamoto, que de niño se armó de valor para coger una linterna e ir a explotar aquella cueva que había encontrado días atrás y a la que no había entrado por miedo,  hizo con The Legend of Zelda; Tajiri también empleó este recuerdo suyo como base sobre la que edificar toda la franquicia. De hecho, en la versión japonesa los personajes de Ash Ketchum y Gary Oak se llaman Satoshi y Shigeru en honor a ambos.

En la comparación con Digimon estableceríamos que mientras que este va de darse estopa acompañado por nuestro monstruo más cool, Pokémon va de salir al mundo con el afán de descubrir qué clase de fauna nos aguarda. En este sentido, el juego de Game Freak estaría enfocado casi a la labor científica, a la entomología (parte de la zoología que estudia los insectos). Este planteamiento se ha ido perdiendo con el paso de los juegos (ahora la historia se centra más en que salvemos al mundo de una organización malvada), pero aún se puede ver su influjo en multitud de títulos como Monster Hunter, Invizimals o los Inazuma Eleven y Yo Kai Watch de Level 5.

Aunque desde fuera pueden parecer juegos facilones, el combate en Pokémon tiene más enjundia de la que parece: Para empezar, la tabla de tipos, que parte del típico Piedra, papel o tijera pero que ha ido añadiendo variantes (que se han ido introduciendo con cada nueva generación hasta llegar a la séptima actual) hasta tejer esta maraña.

La tercera pata de este taburete sería el componente social, motivo por el cual la franquicia se mantiene casi exclusivamente en consolas portátiles. Desde intercambiar pokémon con el cable link de la Game Boy (de ahí las dos ediciones, cada una con su legendario particular) hasta las incursiones en Pokémon Go, la saga siempre ha guardado un sitio especial a los elementos multijugador. Así se ahonda en la idea inicial de aventura y en ese componente científico (el intercambio de ideas como método para alcanzar un conocimiento mayor).

Esto hace que Pokémon sea una franquicia de videojuegos especialmente recomendable para los más pequeños de la casa, ya que les inculca desde la interactividad (descubrir por ellos mismos mediante su experiencia) valores como la valentía, la determinación, el amor hacia la flora y la fauna, el compañerismo, el método científico, etc.

Normalmente solemos colocar en un pedestal muchos de los productos culturales que nos marcan durante la infancia. Muchos de ellos consiguen ese estatus por el contexto y la sociedad en la que nacen. Eso hace que cuando los revisitamos, una vez desprovistos de ese velo, nos parezcan peores o directamente malos. Pero también ocurre lo contrario, puede que nos demos cuenta de que ese producto es más que publicidad y coleccionismo, como fue mi caso, y que a veces las cosas populares son populares por algo. Y Pokémon es uno de esos casos.

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