Victoria, la estética de la Revolución Cubana

Por Norelys Morales Aguilera

La irrupción de la Revolución Cubana en el escenario mundial humilló a la hegemonía de Estados Unidos, que como imperio entró en la guerra liberadora de los cubanos todos contra el colonialismo español. Tal golpe al ego imperial costaría caro a la revolución triunfante y a la que se consolidaría contra viento y marea. 

No ha habido método ni argucia que no emplease Estados Unidos por barrer el «mal ejemplo» que ondea en los mares de la conciencia colectiva de los pobres y oprimidos del planeta. Del sabotaje, al terrorismo o la invasión armada, vivió la Isla donde se rompieron todos los dogmas de las izquierdas y las trapacerías manipuladoras. 

A cada golpe, un contragolpe, una escapada airosa y risueña, envuelta en una originalidad aún no bien comprendida por muchos teóricos de fila o de pacotilla. El empuje popular se dio líderes de leyendas epopéyicas que transitan la cosmogonía de los pueblos de Nuestra América y otros más. «Un Fidel que vibra en la montaña» y un «Che, comandante, amigo» los resumirían a todos.

De victoria en victoria puede contar la gente cubana el devenir desde 1959. La obra es tan humana que se tejió y bordó con la rectificación de errores propios del quehacer humano. Y siempre, como dejó lapidario Lezama Lima, «llevamos un tesoro en un vaso de barro» y de barro humano se ensució el ímpetu, parafraseando a Galeano. 

El año 2020 es el sumun: pandemia mundial y una persecución enfermiza a todo lo que signifique bienestar ciudadano. El mundo volvió a sorprenderse de que no cayera el proyecto y todavía no alcanzan a comprender cómo se produjo que se controlara la enfermedad, se ayudara a otros, incluidos ricos de Europa y se aliste la vacunación con inmunización propia, ya en el 2021.

“Del Norte revuelto y brutal que nos desprecia” llegó el odio empaquetado en las novedades de estos tiempos, pero el lagarto que sabe zigzaguear o enfurecerse si hace falta, saltó al monte, saltó a lo suyo por caminos de aprendizajes y astucias legítimas. 

Se va el 2020 crecemos, la Isla vive,  y cantamos victoria. Victoria como la estética de una Revolución que se revoluciona y pervive para bien de su gente y la Cuba mejor de la respuesta buena y del vivir sustentable, que apasiona.

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