Por Eme de Mister @Emedemister
Cuenta la leyenda que si dices tres veces Venezuela frente al espejo, se te aparece Hugo Chávez y te lo expropia. Al menos eso es lo que me contó una vecina que tiene una prima que conoce a alguien que vivió o estuvo de vacaciones hace años en Aruba, que no es Venezuela pero que queda cerca.
Esta campaña está siendo bastante movida, ya no solo se basa en las constantes alusiones a otras latitudes para evitar hablar de los problemas de España y para atacar a otras formaciones políticas. Ahora también va de ir a esas latitudes y montarte tus propias películas o regresar con las de otros.
Esta última semana ha sido apoteósica, Mariano Rajoy convocó al Consejo Nacional de Seguridad para abordar la situación en Venezuela, y Albert Rivera hizo un viaje relámpago a Venezuela, donde lo poco que vio y le contaron no le impidió proclamarse Doctor en Asuntos Venezolanos. Con un viaje de menos de 48 horas, sin moverse de dos o tres sitios y siendo recibido por un aluvión de medios que tiran por tierra el argumento falaz de la censura, Albert Rivera es todo un experto en Venezuela.
Así al menos lo escribió en la columna «Un país rico arruinado por el populismo», publicada ayer en El Mundo. Albert Rivera nos relata su viaje, que no tuvo escalas en México, Honduras o Colombia, para defender la libertad y la democracia. Nos cuenta, por ejemplo, que varias personas a lo largo del trayecto se acercaron a él para expresarle sus preocupaciones o sus vivencias. Nos cuenta muchas cosas, salvo que se haya reunido con el Comité de Víctimas de la Guarimba o haber visto de primera mano los diversos planes sociales puestos en marcha estos 17 años y que tantos elogios internacionales han recibido. Nos aporta enunciados económicos, políticos y sociales de primera mano, como si fueran el resultado de un arduo trabajo de investigación y de una larga observación en primera persona del panorama venezolano.
Después de varias líneas de su relato, en las que no duda en tirar de victimismo, llega a la parte central de todo el discurso: Venezuela está al límite y Podemos tiene la culpa. Hay gente muriendo de hambre por culpa de las políticas populistas de Chávez y Maduro que Pablo Iglesias y su pandilla quieren exportar a España. En ninguna parte del texto, como de costumbre, se hace una reflexión más profunda y equilibrada de la escasez de alimentos y medicamentos, para tratar de contextualizar y entender mejor la situación. Tampoco se habla de las iniciativas del ejecutivo para paliar la situación, el nacimiento de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, CLAP, que ya han repartido varios cientos de miles de kilos de alimentos a la población venezolana.
Acerca de este tema no voy a extenderme, más bien os voy a dejar una cadena mía de tweets, aportando datos que arrojan otra visión acerca de la escasez. La cadena contiene artículos de prensa sobre decomisos por acaparamiento que se remontan hasta 2011. También incluye, al inicio, los post de Agustín Otxotorena, empresario vasco residente en Venezuela, que evidencia con fotos como en los supermercados de las zonas altas de Caracas, las mismas por donde circuló Rivera, y algunos puntos de venta en zonas populares, no sufren de desabastecimiento. Podéis añadir datos si queréis o difundir la cadena.
Tenéis que ver estos post de @aotxotorena. Valen más que cualquier periódico español. Las fotos son del 20 de Mayo. https://t.co/amaGlP0yNf
— Eme (@EmeDeMister) 28 de mayo de 2016
ABC le dedicó un artículo a Agustín que luego borró, al darse cuenta que atentaba directamente contra el discurso que llevan meses imponiendo en España. Por cierto, tanto que nos gusta quejarnos de otros países hablando de falta de libertad de expresión e información, y los amigos de ABC han censurado a un periodista de su propio diario, autocensurando también a todo el rotativo. Espero ver indignación en el gremio como con lo de Álvaro Carvajal.
Pero Internet es maravilloso y permite recuperar contenido a través de la caché. Pinchad aquí y vedlo por vuestros propios ojos. Es un artículo revelador a la par que brutal, constatando una problemática que en Venezuela se da desde los años 2000: Los ricos siguen controlando el aparato productivo. Es rotundamente falso que el gobierno controle la producción, la empresa privada lo hace con un 80% de presencia. Lo que el gobierno sí controla en porcentajes altos es la comercialización de productos a través de un red de supermercados públicos, que coexisten con los privados. Pero la producción y distribución sigue en manos privadas.
Pero volvamos a la cuestión central de este artículo: El uso de Venezuela como argumentario político. Un país soberano se nos ha colado en la agenda interna, los problemas internos de Venezuela han sido trasladados a España con la única finalidad de desviar la atención del electorado de la grave situación que vivimos, y para atacar a otras formaciones.
Esto tiene un trasfondo que me gusta analizar recurriendo a la ideología catastrofista, brevemente reseñado en el artículo «Reflexionando, que es gerundio». Dicha ideología tiene como finalidad desplazar y sustituir un problema real por otro irreal, dirigiendo nuestros miedos hacia amenazas virtuales anulando absolutamente toda compresión posible de las causas reales de la crisis social en España. Es decir, nos advierten de que todo problema, ya bien sea el 20% de paro, el endeudamiento por encima del 100% del PIB o la pobreza, son asumibles como sacrificios normales si nos comparamos con Venezuela.
El mensaje es: Si estás en paro, en riesgo de pobreza o a punto de ser desahuciado, no te preocupes, este sistema no funciona, lo sabemos, pero por lo menos no estamos tan mal como Venezuela. Esto me recuerda mucho a la respuesta “Pero por lo menos tú tienes trabajo” del camarero Paco a una clienta que se queja del agobio de su rutina diaria entre el trabajo y el cuidado del hogar, en el spot electoral machista, clasista y racista de Ciudadanos, publicado el Domingo.
Ese conformismo del “por lo menos otros están peor” es el que intentan inculcarnos. Nuestros problemas son el paro, los desahucios, la corrupción, la pobreza, el endeudamiento por encima del PIB, no Venezuela. Recurrir constantemente al país caribeño no es más que una cortina de humo para que subconscientemente sigamos defendiendo el sistema que nos ha llevado a esta misma situación desoladora.
Eso es lo que ha intentado Albert Rivera con su viaje relámpago a Venezuela, lo mismo que Mariano Rajoy convocando al Consejo Nacional de Seguridad, igual que los medios de comunicación que día tras día no hacen otra cosa que dedicar portadas, debates y piezas informativas a Venezuela. Una detrás de otra hasta que interioricemos que los problemas de Venezuela constituyen un problema de seguridad nacional.
Al final Malcolm X tenía razón al decir que debemos estar prevenidos de los medios de comunicación, para evitar acabar amando al opresor y odiando al oprimido.
Veo a Alber Rivera mirando la paja en el ojo ajeno, para no ver la suya, entreter