UPyD: muerte por indefinición

La forzada equidistancia de UPyD ha acabado con un partido que no aportó nada al panorama político ni se le echará de menos

Por Javier F. Ferrero

La historia de UPyD desde su nacimiento como esperanza de recuperar ese centro político (siempre escorado a la derecha), huérfano desde la caída de UCD (más escorado aún), hasta su estrepitoso final apenas duró ocho años

Unión Progreso y Democracia (UPyD) fue (sí, fue) un partido entre cuyos miembros fundadores se encuentran Rosa Díez (exmilitante del PSOE), Mikel Buesa (catedrático y expresidente del Foro Ermua), Carlos Martínez Gorriarán, Fernando Savater, Juan Luis Fabo y Arantza Aranzábal.

UPyD tuvo representación en el Congreso de los Diputados en la IX y X legislaturas. En las elecciones generales de 2008, consiguió un solo escaño por la circunscripción de Madrid en la persona de su cabeza de lista y exeurodiputada del PSOE, Rosa Díez, obteniendo un total de 306 079 votos (1,19 %) y convirtiéndose en la sexta fuerza política de España. En las elecciones generales de 2011, UPyD se convirtió en la cuarta fuerza política al recibir 1 143 225 votos (4,70 %) y alcanzó 5 escaños, con los que formó grupo parlamentario propio.

A partir de ahí, la caída. UPyD perdió toda su representación en las Cortes Generales en las elecciones generales de 2015, convirtiéndose en la undécima fuerza política con 155 153 votos (0,62 %). En las elecciones generales de 2016 tampoco lograron su objetivo de volver a tener representación en las Cortes Generales al conseguir tan solo 50 247 votos (0,21 %); un resultado tres veces peor al obtenido seis meses atrás.

En las elecciones generales del 28-A de 2019 no se presentaron y pidieron el voto para la candidatura de Ciudadanos y en las elecciones generales del 10-N de 2019 UPyD acordó entrar en las listas del partido naranja.

El fin de UPYD

El 18 de noviembre de 2020, una juez ordena la disolución del partido y su borrado del registro de partidos políticos al no tener la solvencia económica para saldar la deuda contraída con una extrabajadora. El partido anunció recurrir la sentencia. Pero finalmente tomaron la decisión de no hacerlo declarando oficialmente su disolución el 6 de diciembre del 2020, coincidiendo con el día de la Constitución.

En un comunicado, UPyD se despide «recordando su papel en la transformación política que ha vivido España en los últimos años, centrado en tres importantes aportaciones que integran su legado político». Es llamativo que se adjudique entre estas aportaciones «la ruptura del bipartidismo», cuando esta ocurrió tras el «15M» y la creación de Podemos.

Por último, el partido ha recordado su «lucha política y judicial contra la corrupción», a través de su acción parlamentaria y las múltiples querellas que protagonizó, destacando la del caso Bankia».

La formación, que ha liderado hasta el día de hoy por Cristiano Brown, ha querido que este anuncio se realizase el día de la Constitución «como símbolo de su razón de ser en defensa de la regeneración democrática».

«La situación política española, cada vez más polarizada y estridente, han dificultado la consolidación de un centro progresista, transversal y moderado que sin embargo sí tiene un espacio político propio entre los españoles», ha lamentado UPyD, que se compromete a «buscar nuevas fórmulas con las que volver a ser una herramienta útil para la sociedad».

Rosa Díez y UPyD

Un partido perdido por el centro

La indefinición de UPyD ha acabado con el partido. Ha sido calificado por la vasta mayoría de politólogos y medios de comunicación como la Encuesta Social Europea​ o los periódicos británicos Financial Times y The Economist como un partido de centro, aunque ha sido situado excepcionalmente en el centroizquierda por la politóloga Donatella Maria Viola​ y en el centroderecha por la Encyclopædia Britannica.

El politólogo Ignacio Sánchez-Cuenca, profesor titular de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, postuló que UPyD pretende combatir «el nacionalismo vasco y catalán no con argumentos, sino con una buena dosis de nacionalismo español», les reprochó que identifiquen el Estado de derecho, que es neutral en cuanto a la organización territorial del poder, con la igualdad de derechos en todo el territorio estatal y criticó su apuesta por una ley electoral que «impida a los partidos nacionalistas periféricos tener una importante presencia en el Parlamento español» porque, a su juicio, luchar contra los nacionalismos con reformas institucionales significaría «sacrificar los elementos más esenciales de nuestra democracia». Sánchez-Cuenca concluyó afirmando que «la mercancía ideológica de UPyD parece claramente averiada».

Otra contradicción es que UPyD ha defendido posturas comunes con el nacionalismo español como el hecho de negar la existencia de naciones diferenciadas en el estado al afirmar que «la nación española es la única nación que existe en España», esto pese a definirse como un partido socioliberal que rechaza cualquier forma de nacionalismo.

UPyD ha sido también calificado de populista por el discurso, actuación y personalismo de su líder, Rosa Díez. Siempre será recordado su desprecio al pueblo gallego. El 23 de febrero de 2010, Díez aseguraba en una entrevista que «José Luis Rodríguez Zapatero podría ser un gallego, en el sentido más peyorativo del término» y de Mariano Rajoy dijo «es gallego». El Parlamento gallego aprobó por unanimidad, el 10 de marzo de 2010, una declaración institucional de reprobación de dichas palabras por considerarlas una «ofensa» a los gallegos y por constituir un tópico «inadmisible».

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Artículo realizado a través de un convenio de medios de izquierda que engloba a Nueva Revolución, Contrainformacion.es y LaZurda.TV.

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