Un problema de todos

Por Ignacio Luna

Un espectáculo de vergüenza, manipulación y tristeza o un ejercicio de democracia y libertad de un pueblo al que no se le permite decidir sobre su futuro. El balance tras el 1-O es el que estaba previsto. Nada nuevo sucedió, salvo que llovió y por desgracia en esta seca tierra, eso es noticia. El pueblo de Cataluña que se siente independentista hizo todo lo posible para legitimar el proceso que inició años atrás para la desconexión de lo que llaman el Estado español. Hubo urnas, hubo un censo, hubo papeletas y hubo gente que, pese a lo que les pese a algunos, votó, o al menos lo intentó. También hubo un ejercicio manipulado sin garantías, sin la mitad de Cataluña, sin la ley y sin todos. Y después estuvo la actuación de unas fuerzas de seguridad del Estado a las que se les sometió a una injustificable presión. Porque algunos parece que olvidan que esos trabajadores públicos, solo actúan conforme a lo que se les manda, afortunadamente.

La Declaración Unilateral de Independencia (DUI) es ya casi una realidad asumida por todos. Puigdemont tras haber llegado a donde ha llegado no parará ahora. El president de Catalunya no puede inmolarse ante sus votantes. Una minoría de la cual no sabemos ya si son minoría o no, solo que son, están y no pararán. Una fractura que no gusta a nadie y que en el resto de España genera una terrible sensación de pena y tristeza.

Tras la DUI, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ejecutará el artículo 155 de la Constitución Española e intervendrá en la disolución del Govern de la Generalitat, ante la previsible participación de las fuerzas del orden público y del posible choque, ya existente, con los Mossos de Esquadra. Será difícil que el Gobierno de Rajoy no se vea obligado ante semejante situación de crisis política e institucional a convocar unas elecciones generales anticipadas que serán definitivas para el futuro de Cataluña.

Tanto Partido Popular como Partido Socialista y Convergència forman parte de una mentira que nos ha llevado a todos los ciudadanos de este país a esta situación de vergüenza internacional.

Desgraciadamente, en este puzle en el que hay muchas más piezas de las que pensamos, ayer volvieron a ganar los mismos, los presidents. El de España, que se encuentra entronado en su inmovilismo que sirve como acicate al independentismo y el de Cataluña, que avanza en su plan hacia la independencia idealizada y que forma parte del partido del 3 per cent, que utilizó el resorte del nacionalismo para crear una mafia saqueadora que ha dejado al pueblo catalán arruinado.

Tanto Partido Popular como Partido Socialista y Convergència forman parte de una mentira que nos ha llevado a todos los ciudadanos de este país a esta situación de vergüenza internacional. Sus políticas pactistas que sirvieron para instalarse de manera perpetua en el poder han generado un clima de tensión e insatisfacción que hacen que el independentista más independentista de Cataluña cuente con unos argumentos más que legítimos.

España necesita de un tiempo nuevo, de políticos y políticas de primera, de gente que sepa resolver y entender por qué son tantos los que quieren la independencia, y resolverlo. ¿Con un referéndum? Quizás, o quizás no. Los políticos en España no son solución de nada. Sirven para generar problemas a los ciudadanos. Y entonces alguien diría, qué opción tenemos. Existen opciones solo hace falta diálogo, política y un ejercicio sincero de querer desencallar ese barco que viaja a la deriva desde hace una década llamado España.

Algunas personas me han preguntado en los últimos días por mi opinión al respecto de todo lo que está pasando en Cataluña, a todos les he dicho que nada me estaba sorprendiendo y que todo avanzaba de acuerdo con lo que los presidents tenían previsto. Salvo por algo, me ha sorprendido gratamente como tantos ciudadanos han comenzado a valorar a Cataluña, a entender que no todos los catalanes son independentistas y a que hay motivos para seguir luchando juntos por un proyecto de país en común. Un proyecto de distintas realidades que englobe a un pueblo que se sienta valorado con sus particularidades. Si la solución a los problemas es la ruptura, de aquí nos vamos todos. Porque, aunque Cataluña se independice seguirá teniendo problemas, y también el País Vasco, Galicia, Baleares, la Comunidad Valenciana o Canarias. España es un país de distintas realidades y eso es indiscutible. Si necesitamos renovar el pacto que marca la convivencia social de este país hagámoslo, con voluntad, determinación y dejándole claro a los políticos de este país de que queremos soluciones, no más problemas.

En la teoría todo es más fácil de lo que al final puede llegar a serlo en la práctica y más con el sistema y el momento al que hemos llegado, pero nada es imposible. Este país necesita un nuevo marco de convivencia y así tenemos que exigirlo, porque el problema de Cataluña es un problema de todos.

Ignacio Luna, autor del ensayo ‘Toda la verdad sobre Cataluña. 60 días en el independentismo’.

1 Comment

  1. El problema que le veo yo, es cuanto tiempo nos iba a durar ese marco de convivencia nuevo. Que va impedir a los niños que tienen 10 años ahora y no votan ese marco, pedir en otros 10 años que se vuelva a tratar el tema porque ellos no votaron y tienen derecho a decidir, y así hasta el infinito. Que izquierda es esta, que se dedique a gastar energías en poner nuevas fronteras en lugar de unir a todos los trabajadores y excluidos del mundo. Porque la izquierda apoya el «yo me voy porque quiero que mi dinero sea para mí», (no nos engañemos este es el verdadero motivo del independentismo), con lo insolidario que es eso.¡¡

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