En “Un largo inverno”, Manjón denuncia el abandono de las víctimas por parte de todas las administraciones, las amenazas vertidas hacia ella y hacia otros miembros de la asociación, y acusa directamente al gobierno de Aznar, por su participación en una guerra, la de Irak, a la que nos llevó con mentiras, con el argumento infundado de que el régimen de Sadam Husein tenía armas de destrucción masivas
Por Angelo Nero
En estas fechas en las que la pandemia parece estar la sexta ola, a pesar del alto índice de vacunación en el estado español, y hasta que se evalué la propagación de la nueva variante Omicron y de sus efectos, parece prudente restringir el contacto social, y sumar un motivo más para alejarnos del consumismo desaforado de la navidad, que fomenta las aglomeraciones y las posibilidades de contagio, incluso, parece ser, entre los que ya han recibido una segunda dosis de la vacuna.
Durante los momentos más álgidos de las olas anteriores he aprovechado, y se lo he recomendado a todo aquel que me ha querido oír, para avanzar en las numerosas lecturas que tenía pendientes, que siempre son más de las que quisiera, aprovechando los periodos de confinamiento más o menos voluntarios, y también para adentrarme en visiones mundos tan interesantes como el que nos ofrece el periodista Ricardo Marquina, un gran conocedor del espacio post-soviético, con documentales tan interesantes como “Bielorrusia, la encrucijada”, “Buriatia, sonidos de la Rusia olvidada”, “Europa, frontera este”, “Vorkutá, vidas en la tundra”, o “Memories from Chernobyl”. Si ves cualquiera de estos documentales, estoy seguro que te harás, como yo, un fiel seguidor de Ricardo Marquina, que recientemente ha sido entrevistado por otro gran conocedor del área de influencia rusa, Pablo González, para nuestro medio aliado, Eulixe.
En esta sexta ola, para olvidarme un poco de la locura navideña de las calles de Vigo, donde tengo la desgracia de residir, he vuelto a la lectura y a los documentales, y en género he descubierto al director y productor madrileño Sebastián Arabia, del que he visto tres películas que conviene recomendar: “Un largo inverno” (2010), “La tinta negra” (2014), y “Boyé” (2016). Tres obras que, en apariencia, cuentan historias distintas, pero que realmente están conectadas con el hilo del deficiente funcionamiento de la justicia y de los medios de comunicación de este país.
Hablaré en esta ocasión del primero de los documentales de Arabia, porque, a pesar de que es el primero de su filmografía, este año pasado, con motivo del décimo aniversario de los atentados yihadista del 11M en Madrid, con casi doscientas víctimas mortales, se estrenó un nuevo montaje ampliado de este trabajo, protagonizado por Pilar Manjón, expresidenta de la Asociación 11M Afectados del Terrorismo, y donde se visibiliza no solo muchos de los rostros de las víctimas, si no que se combinan sus testimonios con fragmentos de informativos del momento, declaraciones a la prensa de los responsables políticos que tuvieron que gestionar la información, a unos días de las elecciones generales, y eligieron mentir deliberadamente, con el objetivo de ganarlas, y que por eso las perdieron.
“Porque ustedes, Señorías, en esta Comisión han discutido sobre quién habló, de qué y cuándo se informó. Han hablado de circunstancias, de manejos y manipulaciones, de desinformaciones, de confidentes y de desconfianzas. Han hablado de circunloquios o periferias. Han hablado, señorías, de ustedes. Esencialmente de ustedes. Ha sido la comisión de ustedes y para ustedes.
Nosotros, nuestros familiares, no han estado en esta casa que, se supone, es la de todos. Hoy, por primera vez, se hacen un hueco. Mal que les pese a algunos de ustedes, a ustedes que preferirían seguir utilizando a las víctimas como arma arrojadiza e inmoral argumento para el desprestigio ajeno, hoy hablamos en nombre de personas de carne y hueso, de los seres que están en nuestro corazón y cuyas figuras manipulan como recurso para medallas o para fotos de ocasión. Pero aquí estamos y esta es nuestra voz.”
Así eran algunas de las palabras que, en nombre de la Asociación 11M, vertió Pilar Manjón en ante la Comisión de Investigación del Congreso, el 15 de noviembre de 2004, intervención que se recoge en el documental, que pagó poner cara a las víctimas de los atentados, y sufrió continuas descalificaciones, acosos y amenazas: “En mi coche ponen hija de puta y me mandan mensajes diciendo que mi hijo está bien muerto.”
A través de los primerísimos planos (uno de los aciertos técnicos del documental) de Pilar Manjón, Sebastián Arabia desnuda a toda una sociedad, que ha utilizado durante décadas a las víctimas del terrorismo como armas arrojadizas en el terreno político, que las ha catalogado en categorías, de primera siempre las causadas por ETA, de segunda las del yihadismo, y sin que merecieran categoría alguna, la larga lista de víctimas causadas durante la transición por las fuerzas de seguridad, y los miles de víctimas que murieron por la República, y que todavía nos gritan desde las cunetas de todo el estado.
Toda la cúpula del gobierno del PP, encabezada por el presidente José María Aznar, y secundada vilmente por Eduardo Zaplana, Ángel Acebes, aun teniendo datos de que la autoría de los atentados de Atocha apuntaban a una célula yihadista, urdieron, desde el primer momento, una teoría de la conspiración que muchos todavía mantienen, ni tan siquiera después de que la sentencia del juicio condenara a Jamal Zougam y Othman el Gnaoui por su demostrada participación en el atentado como autores materiales, e imputara también la autoría a Jamal Ahmidan, Serhane Ben Abdelmajid y y otros cinco miembros de la célula islamista que se inmolaron en el piso de Leganés.
Aznar llamó entonces a los directores de los medios de comunicación para sostener la versión oficial. ABC, en una edición especial, tituló: “Masacre en Madrid. ETA asesina a más de 130 personas”. En El Mundo, recogían en primera plana: “Acebes convencido de que nuevas pistas probarán la autoría de ETA”. El País era más contundente: “Matanza de ETA en Madrid. Más de 170 muertos en cuatro atentados en trenes de cercanías.”20 Minutos también confirmaba la hipótesis del gobierno: “Masacre de ETA en Madrid.” Algunos, como El Correo Gallego, se decantaron por la duda: “¿ETA o Al Qaeda? Casi 200 muertos en la peor masacre de Europa”. También fue frenética la actividad diplomática para convencer desde las embajadas españolas a los gobiernos extranjeros de la autoría del grupo armado vasco de los atentados del 11M.
El martirio de Pilar Manjón, como portavoz de las víctimas del 11M, no solo le obligó a llevar escolta, si no que fue ultrajada en muchos de esos medios de comunicación que compraron la teoría de la conspiración durante mucho tiempo, y de los jueces que no admitieron a trámite sus denuncias por injurias y amenazas, pero no se ha callado ante nada ni ante nadie, por la memoria de su hijo que le alienta, ni tan siquiera ante los gobiernos socialistas, como declaró en una entrevista para El Plural: “ No quiero salvar al Gobierno del PSOE. De hecho, todos los fiscales que han declarado negativamente mis querellas fueron nombramos en los ocho años de Gobierno socialista. No ha hecho nada por mí. No les quiero salvar de este calvario que estoy sufriendo”.
En “Un largo inverno”, Manjón denuncia el abandono de las víctimas por parte de todas las administraciones, las amenazas vertidas hacia ella y hacia otros miembros de la asociación, y acusa directamente al gobierno de Aznar, por su participación en una guerra, la de Irak, a la que nos llevó con mentiras, con el argumento infundado de que el régimen de Sadam Husein tenía armas de destrucción masivas.
“Ojalá alguna noche, aunque sea en sueños, ese blindaje al horror ceda y sean conscientes ustedes y quienes a ustedes les mandan por un solo instante del sufrimiento que pudieron provocar con sus decisiones o que no lograron evitar. Ese solo segundo de clarividencia, ese solo segundo de lucidez y lo que ese segundo conllevaría bastaría probablemente para abrirles los ojos al horror que nosotros estamos viviendo.” A través del excelente documental de Sebastián Arabia volvemos a escuchar aquella carga de profundidad que Pilar Manjón soltó en el Congreso, el 15 de noviembre de 2004. Que sus palabras no caigan en el olvido.
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