Por Ibai Otxoa
Dicen que la Historia siempre se repite, así que encuentro oportuno empezar este artículo contando una anécdota del año 2001. Aquel año, el gobierno de Aznar concedía una Medalla de Oro al Mérito Civil a un criminal de guerra nazi; contando con la aprobación previa de Izquierda Unida, que rápidamente se desdijo. ¿Cómo pudo pasar esto, cómo pudo permitir esto un partido de izquierdas? Bien, empecemos por el principio.
Si al PP no le importa usar el asesinato de uno de los suyos para desviar dinero a tramas corruptas, ¿cuánto pueden importarle el resto de las víctimas?
Melitón Manzanas luchó del lado de los sublevados en la Guerra Civil. En 1941 ingresó en la policía, ascendiendo puestos rápidamente y, desde su puesto, colaborando con la Gestapo, de quien se dice que aprendió sus brutales métodos de tortura. Si en muchas democracias liberales europeas se le habría considerado un criminal de guerra nazi, en España permaneció bien protegido, convirtiéndose en el jefe de la Brigada Político-Social en Gipuzkoa. Allí destacó como el torturador más sanguinario: entre sus métodos se encontraban desde “la bañera” y la aplicación de electrodos hasta otros más inusuales: violar a las mujeres, navajazos y aplicar excrementos a los cortes, etc. En 1968 se convirtió en el primer objetivo de ETA, siendo asesinado de siete disparos frente a su chalet en Irún.
En aplicación de la ley 32/1999 de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo, el gobierno de Aznar le dio la máxima condecoración. Izquierda Unida protestó rápidamente: se sentían, y con razón, engañados. Ellos habían votado la aprobación de aquella ley, pero no leyeron la letra pequeña. La ley establecía la “concesión de este reconocimiento a todas las víctimas del terrorismo sin excepción”, y ese “sin excepción” implica que tampoco se puede excluir de este reconocimiento a un criminal de guerra nazi por muchas torturas que cometiera.
Como curiosidad, tras este caso, el Congreso reformó la ley a petición del PNV, con la única oposición del PP, que seguía empeñado en condecorar a nazis, torturadores, asesinos y fascistas varios. Se estableció que las medallas “en ningún caso podrán ser concedidas a quienes, en su trayectoria personal o profesional, hayan mostrado comportamientos contrarios a los valores representados en la Constitución y en la presente ley y a los derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales”. No obstante, hay que considerar que esto es una modificación de la ley, que no puede ser aplicada retroactivamente; por tanto, a pesar de que se intentó dos veces, no se le quitó aquella distinción a Melitón Manzanas, y a día de hoy todavía tiene ese Medalla de Oro al Mérito Civil.
Izquierda Unida no traicionó sus principios, pero sí pecó de ingenuidad. Al oír a hablar de “víctimas de ETA”, como todo el mundo, pensó en una niña que pasaba por la acera junto a un coche bomba que estalló en el peor momento. ¿Cómo iba a imaginar que el PP aprovecharía el concepto de “víctimas de ETA” para rendir homenaje a un criminal de guerra nazi, torturador y violador, todo junto?
Resulta interesante especular sobre hasta qué punto estaba planeado esto por el PP, hasta qué punto les importan las víctimas y hasta qué punto quieren usarlas para blanquear el franquismo, al ser este su antecesor ideológico. Mi especulación al respecto incluye otra anécdota: que el PP usara un acto en homenaje de Miguel Ángel Blanco para desviar dinero a la trama Gürtel.
El caso es muy ilustrativo, no solo por el impacto que tuvo el asesinato de Miguel Ángel Blanco sino por el hecho de que fuera concejal del PP; porque, en definitiva, era uno de los suyos. Lo que se puede inferir de aquí es: si al PP no le importa usar el asesinato de uno de los suyos para desviar dinero a tramas corruptas, ¿cuánto pueden importarle el resto de las víctimas?
Esto viene a cuento de la reciente propuesta de Jordi Cañas (Ciudadanos) de erigir un gran monumento con los nombres de “las 854 víctimas de ETA” grabados en mármol. Algunos políticos del PP ya se han hecho cargo de la idea.
No han sido deshonestos con la idea: ya dejan claro en la letra pequeña que los nombres del ya mencionado Melitón Manzanas, de Carrero Blanco y de otros tantos quedarán grabados en mármol y se les rendirá –una vez más- tributo. La izquierda puede negarse (lo que, indudablemente, llevará a que la prensa cómplice con PP y C’s les acuse de proetarras; eso también hay que tenerlo claro, que de esa es imposible librarse porque usan a ETA para todo), o puede volver a caer en la trampa como le pasó en su momento a Izquierda Unida. Cualquiera de las dos cosas tendrá un coste.
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