Trump y la decadencia del imperio

Por Roberto Santos @nenedenadie | Ilustración de BEN @BenBrutalplanet

Despertar con la victoria de Donald Trump es algo que te hace plantearte si realmente has despertado en el mundo real o por el contrario permaneces dormido y estás en plena pesadilla.

Hillary Clinton era la líder del establishment, una líder que representaba continuidad y por lo tanto no ilusionaba a todos esos que no están contentos, que están hartos de ver como siempre ganan los mismos, como la riqueza se reparte entre unos pocos mientras ellos trabajan más y más para seguir siendo pobres.

Hilary ha perdido en estados claves en los que curiosamente también perdió frente a Bernie Sanders y en los que todo el mundo esperaba una victoria demócrata. Wisconsin y Michigan le han dado la espalda al partido demócrata y claramente a Clinton, tanto en las primarias como en la elección presidencial.

El discurso de Trump probablemente no hubiera calado tanto si el candidato demócrata hubiera sido Bernie Sanders, pero eso ya nunca lo sabremos. Lo que si sabremos y tendremos que asimilar y presenciar es cómo Donald Trump se pone al frente del gobierno de los Estados Unidos, al frente del Imperio Occidental.

Trump apareció en la escena política sin que nadie apostase por él o se lo tomará en serio. Se enfrentó en primarias a 16 candidatos sin tener el apoyo del partido Republicano y se los fue cargando uno a uno, demostrando que lo que parecía un chiste iba muy en serio. Tan en serio, que hoy ya es el presidente de los Estados Unidos.

Ha triunfado el miedo, el desencanto y la frustración que ha generado el sistema. Ese sistema que manejan las élites políticas y económicas y ha tenido la suerte de enfrentarse a una Hilary Clinton que todos en ese país identifican con el establishment, con la corrupción del sistema y con la política para y desde las élites.

Trump supone la derechización de la sociedad estadounidense, conquistando incluso el voto latino, pese a su discurso radical contra los inmigrantes. Ojo, porque sin el apoyo del voto latino, este resultado habría sido imposible.

Probablemente Trump es el resultado claro de la ruptura del pacto social, e incluso de la propia sociedad. No nos equivoquemos, Trump no emerge del marketing, emerge del descontento, del hartazgo de una sociedad que se siente engañada y abandonada por la política.
Hoy nos encontramos con un presidente misógino, xenófobo, racista, soez, mentiroso, tramposo, bravucón, hortera de bolera auténtico, de imagen chonil con pasta, bastante difícil de digerir. Y con todas esas «virtudes» ha ganado por clara mayoría a Clinton, a la política profesional, a la promesa de estabilidad, de no hacer grandes cambios. Esa ha sido su mayor baza: ofrecer un cambio. Por muy loco que sea, al menos no es lo de siempre y eso ha calado.

Trump ha convertido la política en un espectáculo dantesco, nos ha dejado grandes frases que nos hacían pensar a todos que estábamos ante un loco que no podría ganar y eso ha jugado a su favor, porque cuando se lo han querido tomar en serio, ya era demasiado tarde.

No olvidemos que Trump ha lanzado mensajes como estos:

-«Restablecería el ahogamiento simulado para los sospechosos de terrorismo»
-«Pido el bloqueo completo y total a la entrada de musulmanes en EEUU»
-«Si gano las elecciones, devolveré a los refugiados sirios a casa»
-«México nos envía a la gente que tiene muchos problemas, que trae drogas, crimen, que son violadores»
-«Un muro en la frontera con México nos ahorraría muchísimo dinero»
-«Cuando eres una estrella puedes hacer cualquier cosa. Agarrarlas por el coño, lo que quieras»

Y estas son solo algunas de sus perlas, de sus grandes aportaciones intelectuales. Y con todo esto, ha ganado las elecciones, lo que debería llevar a la vieja política en todo el mundo a preguntarse si quieren seguir por el camino del desencanto, de seguir favoreciendo a los mercados o empezar a hacer política para la gente para tratar de frenar esta oleada de cambio a peor que está tomando el mundo occidental.

Las bolsas reciben al nuevo presidente de los Estados Unidos con fuertes caídas, el peso mexicano se ha hundido y tristemente esto es solo el principio. Donald Trump tiene dos años por delante para hacer grandes cambios antes de que pueda perder el control de la cámara y los hará. ¿Qué es lo que veremos de forma inmediata?

Suspenderá la reforma sanitaria de Obama recuperando el sistema anterior que beneficia a las aseguradoras privadas frente a la gente, recuperando el poder de exclusión por condiciones preexistentes, lo que dejará fuera del sistema sanitario a miles de americanos. No olvidemos que enfermedades como la diabetes eran excluyentes para acceder a un seguro y volverán a serlo.
Romperá los acuerdos con Irán e instaurará el estado de excepción en Estados Unidos ante la amenaza terrorista interior. Cambiará por completo las relaciones internacionales y ahora solo nos queda la duda de hasta dónde será capaz de llegar el nuevo presidente.
¿Se atreverá a construir el muro en la frontera con México? ¿Expulsará realmente a los más de 11 millones de inmigrantes ilegales que viven en Estados Unidos? ¿Será capaz de utilizar el arsenal nuclear como una herramienta de amenaza en las relaciones internacionales?

Son muchas las dudas que nos deja la elección de Trump, lo que está claro es que la sociedad occidental esta viviendo una época de decadencia absoluta, el Brexit en Reino Unido, el NO a los acuerdos de Paz en Colombia, el ascenso imparable de Le Pen en Francia y de la extrema derecha en varios países europeos y ahora Donald Trump en Estados Unidos. Los signos son claros y muestran más allá de lo acertadas o no de estas decisiones, que hay un claro descontento en nuestra sociedad, un descontento de las clases medias ante el claro avance de los poderes económicos y el abandono de la política a los ciudadanos.
Este es el germen y solo los años nos dirán, hacía donde vamos y qué clase de sociedad queremos construir.

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