Escrito por Ibai (@Ibai_93)
A estas alturas, la conocida como “Ley Mordaza” ha sido tan criticada por la represión que ejerce, desde distintos puntos de vista, organizaciones, medios, etc, que poco queda por decir. Los medios que se muestran, aunque sea mínimamente, críticos con el Gobierno no dudan en condenarla, mientras que los medios afines al Gobierno no tienen más remedio que guardar silencio, pues difícilmente pueden defenderla.
Sin embargo, para este artículo quería centrarme en la persecución de la prostitución. El Parlamento Europeo estimó que lo ideal sería no perseguir a quienes ejercen la prostitución, sino, en todo caso, a su clientela. La Ley Mordaza ataja esto ya desde el principio con un truco muy simple: multa a la clientela y a quien ejerza la prostitución se le ordena que deje de hacerlo y se vuelva a casa. Si desobedece y se vuelve a encontrar con la policía, multa por resistencia a la autoridad.
A esto se suman otros artículos pensados para la ocasión: incitar a la indecencia y obstruir la vía pública. Entre estas tres cosas, se aseguran de poder multar a prostitutas siempre que quieran, como ya se ha hecho docenas de veces desde que entró en vigor la ley. En resumen, creo que no cabe duda de que la Ley Mordaza persigue contundentemente la prostitución y la castiga con multas.
Ahora lo que debemos preguntarnos es: ¿por qué? ¿Qué sentido tiene multar a las prostitutas? No parece una medida disuasoria muy efectiva para gente que tiene que sobrevive prostituyéndose. Si alguien tiene que escoger entre arriesgarse a una multa o a morir de hambre, con toda probabilidad preferirá la multa. Así que las prostitutas seguirán ejerciendo, sólo que tendrán que pagar multas y llegarán a fin de mes con menos dinero.
Llegamos al punto clave del artículo, y es lo que pasa con la trata de personas y la explotación sexual. ¿Qué pasa en estas circunstancias de esclavitud? Las prostitutas tienen que pagar multas, o bien tienen que ir totalmente vestidas de forma “decente” y consiguen menos clientes, o ir a sitios menos conocidos en los que, además de haber menos clientela, se exponen a sufrir agresiones y violaciones. En cualquier caso, consiguen menos dinero para el proxeneta. Su deuda aumenta, y las palizas que se llevan si no obedecen también.
Esto, por cierto, termina siendo una serpiente que se muerde la cola: a más multas, más horas tendrán que hacer para pagarlas, más explotadas estarán. Y cuanto más tiempo pasen trabajando, más multas recibirán… y así sucesivamente.
La consecuencia de las multas por ejercer la prostitución, por tanto, no es en absoluto que disminuya la prostitución: las únicas consecuencias posibles son que las prostitutas estén más explotadas y que aquellas que no ejercen libremente, sino que son esclavas, no puedan librarse jamás de la deuda que han contraido con el proxeneta.
Hay dos posibles motivos para que el PP haya optado por hacer esto, entonces.
El primero sería conseguir votos. Aún cuando la persecución de prostitutas no traiga ningún beneficio social, es posible que la gente no sepa esto. Imaginémonos a una hipotética votante, por poner un ejemplo, una señora de 50 años bastante conservadora, harta de que su marido vea prostitutas por la calle -¡eso es una tentación del mismísimo Satanás!-, que lee en el periódico que la Ley Mordaza sirve para multar a prostitutas. Bajo un análisis superficial basado en la decencia católica, es posible que a esta mujer le guste la idea, y tal vez esto incline la balanza y en las próximas elecciones vote al PP en lugar de votar a VOX o a la Falange.
El segundo es más siniestro y ficticio. De hecho, es digno de películas de intriga conspiratoria o de un país en el que hay pruebas bastante sólidas de que el presidente del Gobierno cobraba dinero negro a cambio de favores y no pasa nada; pero bueno, estoy divagando. Si los únicos que salen ganando con las multas a prostitutas son los tratantes de personas y los esclavistas, ¿cómo de raro sería pensar que esta ley ha sido hecha para ellos?
Entre todos los casos de corrupción que se van conociendo día a día en el seno del PP –los papeles de Bárcenas, lo de Caja Madrid, la Operación Púnica, el Caso Gürtel…-, ¿cómo de raro sería encontrarnos a un alto cargo del PP reunido con algún proxeneta que le sugiera multar a prostitutas a cambio de una parte de los beneficios? ¿Por qué tanto empeño en estas multas si el Parlamento Europeo quiere evitarlas expresamente?
En cualquier caso, independientemente de cuál de los posibles motivos (o ambos) sea el origen de esta forma de actuar, sus consecuencias están claras: los pocos que pueden sacar algún beneficio de esto son el PP y los proxenetas esclavistas. El resto de la sociedad sale perdiendo… como es habitual últimamente.
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