Han pasado 43 años para llegar al reconocimiento público ¡Luz y taquígrafos! de que el asesinato por bandas fascistas de Vicente Cuervo Calvo fue un acto de terrorismo
Por Iñaki Alrui / LQSomos
El Gobierno ha reconocido con la Gran Cruz de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a Vicente Cuervo Calvo, de 21 años, asesinado en Madrid el 10 de febrero de 1980 en un atentado realizado por la extrema derecha.
Así lo recogía ayer miércoles 21 de febrero, el Boletín Oficial del Estado, después de que lo acordara el Consejo de Ministros, avalando el expediente que se inició a instancias de un hermano del asesinado.
El Ejecutivo ha explicado que la Dirección General de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo del Ministerio del Interior, encargada de instruir el expediente, ha solicitado informe al Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, que ha adjudicado al asesinato de Vicente Cuervo la condición de acto de naturaleza terrorista.
Asimismo, en la referencia del Consejo de Ministros se señala que la información archivada en la Secretaría de Estado de Seguridad sitúa a Vicente Cuervo como víctima mortal como consecuencia de la acción terrorista perpetrada por un colectivo de extrema derecha.
43 años de silencios y de puertas cerradas a la verdad
Bienvenidos siempre los reconocimientos, la Verdad, primer paso indispensable para buscar la Justicia y completar la Reparación, tres pilares básicos para la No Repetición. No cabe duda que este reconocimiento de estado es una inyección moral y reconstituyente para la familia y para las decenas de familiares y amigos que siguen buscando dar luz a los años de la sangrienta transición que, en ciudades como Madrid, en el periodo del año 75 al 81, dejó cerca de 40 asesinados, ya fuera por las fuerzas de orden público o por las bandas fascistas.
Aquellos asesinados, como Vicente Cuervo, fueron, son y serán las madres y padres de la democracia que tenemos, mejor o peor, en la que hoy vivimos. Ellas y ellos defendieron con sus luchas a pie de calle, la libertad y los derechos, dejando en cada uno de sus pasos y gritos la siembra de la esperanza y la utopía. ¡Les debemos mucho!
A Vicente lo asesinaron en las protestas contra un acto de corte fascista organizado por la Fuerza Nacional del Trabajo (FNT) en Vallecas, un organización satélite de Fuerza Nueva, el partido ultraderechista liderado por Blas Piñar; el presidente de gobierno era Adolfo Suárez, su anterior cargo fue de ministro secretario general del Movimiento, pura falange, y el Gobierno Civil lo dirigía con siniestra mano de hierro Juan José Rosón, quien había sido fue secretario general del Sindicato Español Universitario (SEU) franquista.
El acto de la FNT era tan vergonzoso y provocador, que haciendo una excepción en aquellos años, lo prohibieron. Lo que no fue obstáculo para que llegaran en coches particulares, taxis o grupos organizados (por organizado quiero decir que los fascistas llevaban las pistolas al aire, bien visibles) a las puertas del cine donde se había realizado la convocatoria, para hacer sus variadas apologías de terrorismo (¿de estado?) y sus casposos cánticos. La presión popular del barrio y del pueblo de Madrid, hizo que la misma policía que les protegía en es acto prohibido les acelerara a abandonar el lugar, la misma policía reclamaba por radio a los taxis madrileños para que acudieran al lugar para evacuar la zona. Los “organizados” también se daban el piro y a buen paso, en su camino hacían todo el daño que acostumbraban (y siempre les consentían), en su camino se cruzó Vicente.
En la nota de prensa de Moncloa que circulaba ayer se decía que la policía había disuelto el acto: NO, no disolvió nada, amablemente les invito a acortar los cánticos y salir de allí.
La nota prosigue “Las diligencias judiciales certificaron entonces que fue asesinado con un arma de fuego por un individuo de mediana edad. Sin embargo, fueron sobreseídas al no poderse esclarecer la identidad del agresor”. Otra mentira, no hubo ninguna investigación. Hubo dos detenciones, la de los fascistas Félix del Yelmo e Ignacio Ortega, a los que les incautaron una pistola y otras armas, pero fueron puestos en libertad, y a los tres meses del asesinato se cerró la investigación, sin esclarecer absolutamente nada ¡NO hubo investigación! Ni intención de hacerla.
En estas páginas hemos contado varias veces la historia, y no cejaremos de contarla hasta que se haga Justicia ¿Qué tipo de sociedad se construye con criminales asesinos sin juzgar? No se trata de buscar un castigo punitivo, se trata de Justicia, de poner nombre a los pistoleros (ya fuesen fascistas, policías o guardia civil), a los que les amparaban y protegían, a los que diseñaron aquella “pacifica transición” que dejo intencionadamente regueros de sangre por todos los rincones del estado.
¡Hoy lo dejo aquí! Que la noticia es para vitorear, y me sumo a la celebración de este reconocimiento a la persona de Vicente Cuervo Calvo, a quien sin conocer personalmente, siempre me quedará el recuerdo grabado de como su asesinato nos destrozó y lleno de dolor aquel 10 de febrero de 1980, en el que miles de personas, y la gran mayoría éramos muy jóvenes, salimos a las calles del barrio para decirles a la cara a los fascistas lo que eran (y son) ¡Asesinos!
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