Trabajar para el poder en la sombra

¿De verdad es Galicia la que produce tanta contaminación que merece ser convertida en terreno de sacrificio para compensar? ¿Compensar a quién? ¿Será para compensar por lo que contaminará el tipo de proyectos que la Xunta apoya?

Por Remedios Copa | 23/09/2024

Llevamos años desde que algunas organizaciones y otras voces discrepantes con el cariz que toma la vida en el planeta y la política en el mundo nos vienen advirtiendo de que quienes nos gobiernan son poderes económicos ocultos en la sombra; de que lo hacen a través de lobbies que presionan a los gobiernos para que legislen a favor de los intereses de esa poderosa élite, intereses casi siempre contrapuestos a los de la ciudadanía en general y del bien común.

Cada vez se hacen más patentes los desastres a los que conlleva la deriva impuesta por esa élite perversa que todo lo basa en la hegemonía del poder y en sus intereses económicos; sus directrices están impulsando el neoliberalismo global cada vez con más descaro y crueldad, llevándose por delante la destrucción del medioambiente, la extinción galopante de especies de flora y fauna pero también de la salud y vida de muchas personas.

Su herramienta de poder y control son los lobbies cuyos cabilderos manejan ingentes cantidades de dinero para comprar voluntades de quienes tienen la capacidad de legislar gracias al poder recibido de los ciudadanos en las urnas. En alguna ocasión se dieron cifras del dinero manejado por los cabilderos en la UE y, según algunos denunciantes, su dotación superaba el PIB de algunos países e incluso la dotación de la propia Comisión de la UE.

En su momento se han publicado reportajes, incluso emitidos en TV, que mostraban los “festejos y agasajos” con que los diferentes lobbies, a través de sus cabilderos, agasajaban a los políticos que asistían “para ser informados” sobre aspectos de los asuntos que se estaban tratando en la Comisión y/o el Parlamento europeo. Por supuesto que en esos eventos, también se producen ofertas económicas a los responsables políticos obedientes para que hagan valer los informes de los lobbies, a los que representan, a favor o en contra del asunto de que se trate, siempre que sus objetivos sean distintos u opuestos a los que la UE tenga entre manos.

Es bien sabido que, cuando se ofrece la zanahoria, también se enseña el palo a quién la rechaza.

Estas prácticas que desgraciadamente cada vez son más comunes y descaradas en todas partes, también se dan en nuestro país. Los lobbies están presentes siempre dónde se cuecen las habas y su alcance es tan extenso como el de sus intereses.

Hoy pensaba tomar como referencia a nuestra querida Galicia, de cuya salud medioambiental, económica y política depende la nuestra y la del resto de las especies vivas. Y digo esto porque soy consciente de que lo que aquí ocurre no nace necesariamente de nuestros objetivos y necesidades; lo mismo que los efectos de los desastres que se cometen en un punto concreto, ambos traspasan los límites geográficos de dónde se ubique la explotación del negocio concreto.

Tanto de los desastrosos efectos de la minería a cielo abierto y de sus vertidos ilegales que la Administración no controla, impide, ni penaliza debidamente, como por los graves desastres que fomenta con el apoyo a industrias altamente contaminantes que se apropian gratuitamente de bienes comunes pertenecientes al bien común, (agua, aire limpio y saludable, zonas medioambientales privilegiadas que son el corazón de la Comunidad e incluso reserva de varias especies en peligro de extinción), como es el caso de los dos últimos proyectos que afectan a Lugo, o la implantación de parques eólicos a diestro y siniestro, aunque luego la mayoría de los molinos permanezcan parados la mayor parte del tiempo porque resulte imposible acumular y/o distribuir toda la energía que generan los parques eólicos ya instalados en esta Comunidad Autónoma.

Podíamos hablar aquí largo y tendido lo que suponen estos proyectos de “energía verde” y “descarbonización” u otros contemplados en la “agenda 2030”, pero no lo permite el espacio, por lo que me limito a referir solamente algunos aspectos a considerar.

Para empezar podemos hablar de la destrucción de la economía de las zonas afectadas por esos magníficos “proyectos de desarrollo” cuyo alcanza insalubre y destructivo de puestos de trabajo se extiende a cientos de Km. de su ubicación; del deterioro paisajístico, contaminación medioambiental irreversible, (en muchos casos), pérdida de diversidad, pero eso no es todo.

El desarrollo de los parque eólicos indiscriminados, algunos instalados en zonas de la Red Natura ha supuesto, además del olvido al reconocimiento de otras zonas que estaban en proyecto, un freno a la propuesta de tal consideración a otras que reúnen las condiciones que merece dicha consideración. Pero lo más grave no es lo que ya se hizo hasta ahora, o incluso que lo hecho haya ido en contra de lo que se debiera haber hecho, lo verdaderamente terrible es lo que se pretende seguir haciendo sin escuchar a los verdaderamente expertos en las diferentes cuestiones, ni a la ciudadanía afectada cuya salud y medio de vida alteran irreversiblemente.

Galicia no necesita tener en su corazón otra papelera más, la mayor de Europa, ni minería contaminante que esquilme sus recursos y contamine su medio, tampoco necesita más producción eólica. Todos estos proyectos no responden a necesidades de consumo en nuestro territorio, pero sí a industrias situadas en otros países, propiedad de corporaciones extranjeras y cuyos beneficios ni siquiera tributan en Galicia. Aquí queda la contaminación y la economía destruida, la carbonización y la miseria.

Y la “descarbonización”. ¿De verdad es Galicia la que produce tanta contaminación que merece ser convertida en terreno de sacrificio para compensar? ¿Compensar a quién? ¿Será para compensar por lo que contaminará el tipo de proyectos que la Xunta apoya?

¿Acaso se ha planteado alguien la contaminación y consumo de energías fósiles y materiales escasos que se genera en la construcción de molinos y parques eólicos y sus zonas de servicio? ¿Y la eliminación de esos residuos, quién y cómo se va llevar a cabo?

Pero lo más terrible de todo esto es que la Xunta, gobernada mayoritariamente por el PP, cerrando los ojos a todos los informes técnicos, a las Sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Galicia y desoyendo el clamor general del pueblo gallego, da la espalda a todos y a quienes les votaron y, a través de la Conselleira de Medioambiente y Cambio Climático, Ángeles Vázquez (PP), traslada oficialmente a Bruselas la petición de desbloquear la tramitación de los parques eólicos cuestionados (por la falta de informes objetivos, o por existir informes desfavorables) según ella para poder cumplir con la descarbonización y la neutralidad climática y que el TJUE se pronuncie en sentido contrario al TSXG.

Eso es dar la espalda a los intereses de la ciudadanía gallega y a nuestro Tribunal Superior de Justicia de Galicia, tratando de arañar lo más rápido posible la “seguridad jurídica” para los intereses de las corporaciones económicas interesadas en el tema.

Pero ya es bien sabido que a los lobbies no les gustan las demoras, las inseguridades jurídicas, las sentencias contrarias a sus beneficios, ni los Gobiernos desobedientes.

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