Trabacaciones

Por Iria Bouzas

A medida que la sociedad y el entorno en el que vivimos cambian, el lenguaje cambia con ellos. Aparecen palabras nuevas y otras se quedan relegadas al olvido sobreviviendo entre las páginas de libros en los que reflejaban realidades en las que todavía tenía sentido su uso.

El lenguaje, las palabras, constituyen un enorme patrimonio para cualquier historiador que necesite sumergirse y bucear en los usos y costumbres de una época histórica determinada.

Algún día, un habitante de este planeta, o de algún otro que hayamos conseguido colonizar para garantizar la supervivencia de la raza humana, en un intento de comprender la sociedad española de principios del Siglo XXI se encontrará con un término que muy probablemente le llamará poderosamente la atención “Trabacaciones”.

Y como el miedo es libre, y además es un muy mal consejero. Cualquier renuncia se hace ahora sin pelea ya que cualquier cosa parece mejor que perder el puesto de trabajo.

La solidaridad es un sentimiento precioso, y en un alarde de solidaridad intertemporal, me he decidido a dejar esto escrito para ahorrarle esfuerzos a este habitante de un universo futuro a la hora de buscar el significado de este término.

Pues nada, querido ¿humanoide?, es sencillo de comprender. Mientras escribo este artículo, estamos casi a punto de cerrar la segunda década del Siglo XXI.

Si conoces la historia del planeta Tierra, el cual espero que siga existiendo cuando tú me estés leyendo, sabrás que la humanidad ha vivido de todo hasta llegar hasta aquí.

En los últimos tiempos hemos vivido una crisis económica brutal que ha reventado las costuras de la sociedad que nuestros antepasados habían conseguido dejarnos en herencia tras generaciones y generaciones que aportaron mucho trabajo, mucho sacrificio y mucha lucha social.

Ahora mismo en España, mi país, la sociedad está dividida entre los que tienen trabajo que son una suerte de privilegiados y los que no lo tienen, que son una suerte de abandonados sociales que cada vez le importan menos a aquellos que tienen el poder para revertir su situación de desempleo.

A su vez, los que tienen trabajo se dividen entre los que pueden vivir dignamente de su salario y aquellos que vagan de forma inestable de un empleo temporal a otro con unos ingresos que en muchas ocasiones no les permiten ni siquiera, cubrir sus necesidades básicas.

Sí, querido ciudadano del futuro. Estamos en una sociedad así de injusta y todo lo que nos proponen los que gobiernan este planeta no va ni de lejos, por una línea que pretenda cambiar eso.

En medio de esta situación de inestabilidad, desigualdad e injusticia si hay algo que se ha instaurado entre los seres humanos que habitamos la Tierra no son ni la fraternidad ni la necesidad de lucha colectiva para cambiar un sistema que se está llevando por delante nuestra dignidad como personas. ¡No! Lo que tenemos y en cantidades gigantescas, es miedo.

Mucho, mucho miedo.

Así, aquellos pocos afortunados que todavía mantienen un trabajo estable con unos ingresos que les permiten llevar a cabo sus vidas cubriendo todas sus necesidades básicas están terriblemente asustados.

Asustados porque han visto a muchos como ellos caer en el abismo de la pobreza al perder sus empleos y no volver a encontrar otros con una mínima estabilidad.

Miedo al ver a familias enteras quedarse en las cunetas de la sociedad, siendo abandonados y olvidados por todos. Dejados a su suerte sin mayores remordimientos.

Y como el miedo es libre, y además es un muy mal consejero. Cualquier renuncia se hace ahora sin pelea ya que cualquier cosa parece mejor que perder el puesto de trabajo.

Cada vez, querido habitante del futuro, trabajamos más horas y más días pero no es suficiente. Nunca es suficiente.

En el Siglo XXI aún no hemos sido capaces de entender bien qué es realmente el tiempo y por ello no somos capaces aun de manipularlo, así que seguimos teniendo 24 horas al día. Ni una más.

Así que sacamos tiempo de donde podemos. Dormimos poco. Descansamos poco. No nos hemos rendido del todo al deseo de disfrutar de nuestras propias existencias, así que arañamos minutos de donde sea.

Pero sigue siendo insuficiente.

Así, que lo último que se nos ha ocurrido es inventar un concepto para poder seguir trabajando durante nuestras vacaciones, y es aquí donde aparece el significado de esa palabra que te había interesado tanto, “trabacaciones”.

Algún día, un habitante de este planeta, o de algún otro que hayamos conseguido colonizar para garantizar la supervivencia de la raza humana, en un intento de comprender la sociedad española de principios del Siglo XXI se encontrará con un término que muy probablemente le llamará poderosamente la atención “Trabacaciones”.

Hasta hace unos pocos años, habíamos aceptado como una necesidad el tener tiempo para descansar. Aparcar nuestros trabajos durante unos días y dedicarnos a otras facetas de nuestras vidas.

Los seres humanos nos habíamos puesto de acuerdo en que el descanso es una necesidad vital casi tan importante como la de comer.

Pero hemos avanzado tanto técnicamente en los últimos años, que en muchas profesiones no necesitamos acudir a un lugar concreto para hacer nuestro trabajo. Podemos hacerlo desde cualquier punto del universo siempre que estemos conectados a Internet.

Y este avance junto con el miedo, se han juntado, han tenido unas horas de pasión y han engendrado este nuevo concepto de vacaciones durante las que se puede seguir trabajando.

Cuando leas estas líneas, habitante de tu presente y de mi futuro, yo llevaré mucho tiempo siendo cenizas. Quizás mi espíritu vague por el universo entendiendo por fin, cosas que ahora se me antojan totalmente incomprensibles.

Será maravilloso entonces, poder entender como la sociedad en la que desarrollé mi vida llegó al punto de renunciar sin luchar por todo aquello que habían ido consiguiendo con tanto sacrificio.

Ahora, mientras todavía sigo respirando, ¡No lo entiendo en absoluto!

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