Top Gun Maverick: épica, propaganda y hegemonía estadounidense

Top Gun Maverick es hasta ahora la película más taquillera de 2022, superando y por mucho a películas como Doctor Strange o Jurassic World, y no es ninguna sorpresa.

Por ICS

Tiene todo lo necesario para ser un blockbuster, es la continuación de una película icónica como es la original Top Gun, una premisa interesante y a un icono del cine como es Tom Cruise y no falla en ninguno de estos aspectos.

La trama es simple pero efectiva. El protagonista, Maverick, retorna a la escuela de Top Gun con el objetivo entrenar a los mejores pilotos para una misión suicida de la que probablemente algunos no vuelvan.

Tom Cruise en el papel de Tom Cruise, gañán entrado en años que no acepta que se ha hecho mayor, funciona como reclamo. Roba todo el protagonismo de la película y es difícil encontrar alguna escena en la que no salga o no hablen de él. Se nota que se ha implicado en la producción de la película y se la echa a las espaldas.

Pese a ser una secuela, tiene pocas referencias y continuidad con la primera, siguiendo con la moda de los reboots blandos de sagas clásicas, y mejor así.

La película está depurada de todos los elementos de la precuela que no han envejecido muy bien, como la trama romántica bastante artificial y machacona de la época, que podemos encontrar en obras contemporáneas como Dirty Dancing, Flash Dance o Grease con el añadido de que en la original Top Gun tiene momentos especialmente ridículos como la persecución en coche. Por no hablar de la rivalidad entre Maverick e Iceman y sus escenas en el vestuario.

De hecho, esta falta de continuidad con su predecesora le viene muy bien, no solo porque deja atrás todos esos elementos que la lastrarían como adaptación moderna, si no porque se puede ver independientemente de la original. Lo poco que necesitas saber de la precuela para entender esta película, como es la muerte de Goose durante un entrenamiento, la muestran brevemente para entender al personaje de Rooster, que es su hijo y el cual tendrá relevancia en la cinta.

Los pocos cameos que tiene también son bastante orgánicos, como el de Iceman, que con pocos minutos en pantalla es capaz de exponer el grado de una amistad que ha mantenido con el protagonista durante 30 años.

En cuanto a la trama, es mucho más ligera que la original, abandonando la carga dramática de esta y centrándose en la acción. Es, en líneas generales, más concisa y directa y deja claro en todo momento a dónde quiere llegar, aunque no se libra de los clichés como la subtrama del hombre adulto irresponsable que obligado por el destino debe hacerse cargo de responsabilidades y cambiar.

También tenemos el conflicto paterno-filial de Maverick y Rooster, con un arco de redención del primero por la muerte del padre del joven, o como formar y cohesionar un equipo con el poder de la amistad. Y aun no siendo ninguna de estas tramas de lo más innovadoras, están muy bien ejecutadas y funcionan.

La trama amorosa de la primera película es sustituida por una más funcional: nos presentan a Peny, una antigua pareja de Maverick a la que este abandonó por miedo al compromiso, volviendo con ella, para esta vez, asentar la cabeza, sirviendo de refuerzo a la evolución del protagonista mencionada antes y trasmitiendo que el gañán de Tom Cruise ya no es tan gañán.

Y si bien las tramas que se desarrollan en tierra son las más flojas, es cuando vuelan que la película brilla con unas escenas espectaculares logradas con efectos prácticos. Un montaje con buenos planos y giros de cámara hacen que la acción sea fácil de seguir, logrando que el espectador no se pierda en ningún momento.

Y es que en una época en la que se abusa de efectos por ordenador y CGI, Top Gun Maverick ha sometido a sus actores a los duros entrenamientos que realizan los pilotos de caza y les ha enseñado a pilotar, realizando todas las escenas de vuelo con aviones de combate reales.

La película incrementa constantemente la intensidad de la acción durante todo el metraje, primero durante el entrenamiento hasta llegar al clímax que es la misión final, sin duda alguna la mejor parte de la película a la que se llega con una tensión construida desde el principio.

Durante el entrenamiento casi mueren varios alumnos pilotando en un escenario que pretende simular la extrema dureza del entorno en el cual van a tener que combatir, por lo que es de esperar que cuando se enfrenten al enemigo y este responda con fuego real alguno muera.

Esa incertidumbre deja al espectador sentado al asiento durante todo el combate esperando qué pueda pasar y las escenas de acción no defraudan, son rápidas, dinámicas y espectaculares.

Quizás peca de un final demasiado feliz teniendo en cuenta que todo el mundo sobrevive a lo que es una misión suicida y que durante todo el metraje tanto Maverick como el mando militar no paran de decir que es imposible realizar la misión sin sufrir bajas. Aunque no es de extrañar, ya que la película tiene como objetivo mostrar una visión positiva.

No es ningún secreto que Top Gun Maverick ha sido apoyada por la Marina de Estados Unidos. Ya con la película original tuvo como consecuencia un aumento de un 500% de solicitudes para unirse a la armada. Además, la Marina realizó modificaciones en el guion de la película y en este caso no ha sido menos.

La película original realizó un lavado de cara a un ejército estadounidense con una imagen pública muy tocada tras la guerra en Vietnam y la enorme oposición a esta dentro de su propio territorio nacional.

Actualmente, con la retirada de tropas de Afganistán, el ejército yanqui vive nuevamente unas horas bajas, que coincide con un problema de falta de reclutas jóvenes en todas las ramas del ejército. Nos encontramos en una tesitura parecida.

Al igual que hizo con la original, la Marina ha proyectado publicidad de reclutamiento en las previas de los cines estadounidenses, llegando incluso a colocar puestos de información junto a la venta de palomitas.

La película trasmite una imagen positiva de la Marina, los colores cálidos elegidos no son casualidad, inclusive en los momentos de tensión, cuando se discute el plan de una misión que en teoría es suicida, con el propósito de realizar una asociación de imagen y concepto bastante obvia.

El mensaje que trasmite con la justificación y propósito de la misión suicida es reforzar la idea de Estados Unidos como »policía del planeta» con derecho a intervenir en otros países a placer. Usar de excusa las armas de destrucción masiva, aun siendo falso el motivo, para invadir un país por unos intereses que nada tienen que ver con la paz mundial, es algo que pudimos ver con el caso de Irak. Además de ser hipócrita, ya que Estados Unidos fue el primer país del mundo en obtener la bomba atómica mediante el programa Manhattan, por no hablar de que es una de las mayores potencias nucleares mundiales y la única que ha lanzado bombas en territorio enemigo, como hizo en Hiroshima y Nagasaki.

En la película, si bien el enemigo es indeterminado, la referencia es bastante obvia y casi todo el mundo puede adivinar de qué país puede tratarse. Los pilotos enemigos nunca muestran la cara, ya que a diferencia de los protagonistas, llevan unos cascos y pantallas con los que no se les puede ver ni si quiera los ojos en una clara deshumanización.

Que en el mismo año que ha habido “polémicas” por un beso entre dos mujeres en Buzz Ligthyear o porque ha salido una nueva versión de La Sirenita, siendo esta negra, se haya hablado de entretenimiento político adoctrinador de ideología de género global satanista progre woke y demás subnormaladas mientras esta película ha pasado como una mera obra de entretenimiento apolítica, dice muchas cosas y ninguna buena.

Es que joder, hay hasta un subgénero del retraso de Youtube que lo mismo critica películas por progres y alaba a otras por “destruirlos” sin tener en cuenta que son literalmente producidas por la misma compañía. Por no hablar de que un icono LGTB como es Lady Gaga, la cual apoyó abiertamente a Biden en las elecciones presidenciales, ha realizado parte de la banda sonora para esta película.

Como consejo os digo que tengáis cuidado cuando luchéis en esta “guerra cultural” porque igual os encontráis en fuego cruzado o igual os equivocáis de trinchera.

No me malinterpretes, no pasa nada si te gusta Top Gun Maverick, a mí me encantó cuando fui a verla al cine, no hay nada contradictorio en disfrutar de una película y entender cuál es el mensaje que tiene. Porque sí, que no haya personajes lanzando consignas claramente dirigidas al espectador en una especie de falsa rotura de la cuarta pared no la hace apolítica.

Por acabar con las obviedades, si ves esto y eres de España o algún país de Latinoamérica, no está de más recordar que estás consumiendo un producto de entretenimiento de un país que no es el tuyo y que a lo largo de la historia ha tenido intereses confrontados o directamente ha intervenido en los asuntos internos de tu país.

Y que en esta película precisamente justifica las intervenciones en terceros países, quizás a día de hoy esto no te importe porque creas que tu país es aliado o amigo de Estados Unidos. Bueno, resulta que el régimen de Sadam Husein también lo fue durante la Guerra Fría y todos sabemos cómo acaba esta historia.

Top Gun es entretenimiento y épica de calidad, pero también propaganda y hegemonía estadounidense.

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