La estrategia de Trump pasa por negar la capacidad negociadora de las organizaciones supranacionales y sustituirlas por acuerdos individuales firmados Estado-Estado en los que le resulta más fácil imponerse.
Por Lucio Martínez Pereda | 4/02/2025
México y Canadá han anunciado medidas de represalia contra los aranceles del 25% impuestos por Estados Unidos a sus productos. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, coordinaron su respuesta tras una conversación telefónica. México implementará aranceles y otras medidas no especificadas, mientras que Canadá gravará productos estadounidenses por un valor inicial de 30.000 millones de dólares, ampliándose a 155.000 millones en tres semanas.
Canadá y sus líderes políticos están plantando cara a las amenazas de Donald Trump de imponer aranceles del 25% y anexionar el país como el “Estado número 51” de EE.UU. Justin Trudeau, primer ministro saliente, afirma que Canadá está preparado para “responder con todo” y utilizará “todas las herramientas necesarias” para defender a los canadienses. Mark Carney, favorito para reemplazar a Trudeau, declara que “nunca bajaremos la cabeza ante un matón” y que los canadienses “estarán unidos”. Elizabeth May, líder de los Verdes, respondió irónicamente sugiriendo que quizás California querría ser la “undécima provincia” canadiense, destacando las ventajas como la sanidad pública gratuita. Otros líderes políticos, incluyendo Pierre Poilievre del Partido Conservador, también han expresado su rechazo a las amenazas de Trump. Canadá ya ha anunciado un plan de 900 millones de dólares para aumentar la seguridad fronteriza y se prepara para igualar “dólar por dólar” los aranceles estadounidenses si se implementan.
México también está plantando cara a las amenazas arancelarias de Donald Trump. La presidenta Claudia Sheinbaum afirma estar preparada para enfrentarlas: ha declarado tener “plan a, plan b y plan c” para responder a las medidas de Trump.
La estrategia de Trump pasa por negar la capacidad negociadora de las organizaciones supranacionales y sustituirlas por acuerdos individuales firmados Estado-Estado en los que resulta más fácil imponer el esquema Estado Fuerte-Estado Débil. Primero hace sentir la amenaza y después se sienta a negociar reduciendo la amenaza en función de la capacidad del estado con el que negocia para responderle: en la medida en la que esa respuesta sea mayor, el nivel de cesión al que se verá obligado Trump para conseguir obtener algún beneficio será mayor.
Decir que esto es una vuelta al proteccionismo económico es ser demasiado elegante . En el fondo es una vuelta el viejo matonismo medieval del puente. Trump se pone con un garrote en un extremo del puente y le dice al viajero que quiere pasar al otro lado del rio: si quieres pasar a la otra orilla sin te que de un garrotazo tendrás que pagarme. Al final lo único que conseguirá Trump es que los que quieren cruzar el puente dejen de hacerlo individualmente, se unan para hacerlo colectivamente y quitarle el garrote de las manos.
¿Por qué está contento Putin con la victoria de Trump?: sabe que esto va a suceder y que Rusia será la principal beneficiaria de ello. Los políticos idiotas no se dan cuenta: se asustan con el ruido de Trump y no ven las nueces de Putin.
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