Todo en orden (o casi) en Kazajistán

El contingente armenio de la OTSC en Alma-Ata

Tokaev hasta ahora no ha podido probar que ningún grupo o gobierno extranjero esté detrás de las protestas o se haya aprovechado de ellas, ni tampoco ninguna potencia exterior.

Por Angelo Nero

El presidente Kazajo, Kasim-Yomart Tokaev, ha nombrado un nuevo primer ministro este martes, 11 de enero, después del cese del gobierno, el pasado día 5, en medio de las multitudinarias manifestaciones de protesta que sacudieron a esta nación centro asiática, tras una abrupta subida de los precios del gas licuado, el principal combustible utilizado por los kazajos para desplazarse, en lo que parece un reforzamiento en el poder del presidente, ya que el designado para el puesto, Aliján Smailov, ejercía hasta ahora como viceprimer ministro.

Son ya muchos los analistas que apuntan a una “reordenación de las élites”, como lo ha definido el periodista Pablo González, de Eulixe, ya que Tokaev ha ido deshaciéndose en estos días de la vieja guardia de Nazarbaev, a cuya sombra medró, comenzando por el propio ex presidente, que dirigió durante treinta años el país, prácticamente sin oposición, al que le ha quitado el último cargo importante que tenía, el de presidente del Consejo de Seguridad. “Shal, ke”, (Viejo, vete) era una de las consignas de los manifestantes, y Tokaev quiere deshacerse de su legado a toda costa, no ya como una concesión al pueblo que salió a la calle, harto del deterioro de sus condiciones de vida, “he dado la orden de disparar a matar sin aviso previo” no parece precisamente un guiño a los insurrectos, si no para hacerse con todo el poder en Kazajistán. A Nazarbaev le han seguido muchos de sus fieles, como exjefe del Comité de Seguridad Nacional, Karim Masimov, acusado de traición y de organizar un golpe de estado.

Pero no solo en la élite ha caído la represión, en la nueva reconfiguración del estado, ya que la purga desatada por el presidente Tokaev ha llevado a la detención de casi diez mil personas, además de las 164 víctimas que se han contabilizado desde que se desataron las protestas. Una purga que también incluye una “reorganización de todo el sistema de seguridad nacional”, aumentando los efectivos policiales y mejorando su capacidad de combate. Esto ha saltado la alarma de organismos como Amnistía Internacional que ha señalado, a través Marie Struthers, directora de AI para Europa Oriental y Asia Central: “En lugar de amenazar con reprimir las manifestaciones, las autoridades de Kazajistán deben resolver la situación de manera pacífica poniendo en libertad inmediata e incondicional a todas las personas que han sido detenidas arbitrariamente y abordando los abusos cometidos en el pasado por el Estado. Los manifestantes a quienes se acuse de delitos reconocibles internacionalmente por haber cometido acciones violentas deben ser juzgados en juicios justos, conforme al derecho internacional de los derechos humanos.”

Mientras tanto Tokaev denunció un ataque orquestado a gran escala y con agentes extranjeros, “20.000 terroristas están atacando Almaty”, llegó a afirmar, “han estado golpeando y matando a agentes de Policía y jóvenes soldados, incendiando edificios administrativos, saqueando tiendas, matando a civiles, violando a mujeres jóvenes”, pese a que, hasta ahora, no ha podido probar que ningún grupo o gobierno extranjero esté detrás de las protestas, o se haya aprovechado de ellas, ni tampoco ninguna potencia exterior, sobretodo de las que tienen interés sobre el terreno: EEUU, China, Turquía o Rusia, han condenado la represión desatada por el régimen kazajo, más bien al contrario.

El presidente ruso, se ha apresurado a atender la petición de ayuda de Tokaev: “hice un llamamiento a los jefes de los Estados de la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva) para que ayuden a Kazajistán a superar esta amenaza terrorista”, y activó la alianza militar formada por Rusia, junto a Armenia, Tayikistán, Bielorrusia y Kirguistán, que por primera vez desde su fundación, en 1992, mandó casi cuatro mil soldados a uno de los países miembros, que llegaron a Kazajistán en un tiempo record, para tomar posiciones en infraestructuras clave. No conviene olvidar los intereses rusos en este país que cuenta con enormes reservas de uranio, de gas y de petróleo, y donde se encuentra también el centro espacial de Bikonur, desde donde se realizan la mayoría de los lanzamientos del programa espacial ruso.

“China respalda todos los esfuerzos que ayuden a las autoridades de Kazajistán a terminar cuanto antes con el caos», afirmó el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin, en una muestra de apoyo incondicional de este buen socio comercial, ya que desde Kazajistán sale un oleoducto hasta la provincia china de Xinjiang, donde habita el pueblo uigur, de la familia túrquica, como los kazajos, en abierto conflicto con Pekín. También tiene importancia la exportación del carbón kazajo, ya que más de la mitad de la electricidad china se produce con este mineral.

La postura de EEUU en la crisis de Kazajistán ha sido también bastante tibia, pues también tienen a dos importantes petroleras, Chevron y Exxon, explotando conjuntamente uno de los mayores pozos del mundo, con Kazmunigaz, la empresa estatal kazaja.  Y Turquía, por último, también ha apoyado totalmente a Tokaev: “Esperamos que Kazajistán logre cuanto antes la estabilidad, la paz y la tranquilidad. Para ello, Turquía y la Organización de Estados Túrquicos (OTS) darán todo tipo de apoyo”, ha dicho su ministro de exteriores, Mevlut Cavusoglu, para añadir: “Los problemas de los países miembro del mundo túrquico son nuestros problemas. Todo el mundo lo vio durante la victoria en Nagorno Karabakh.” A propósito de esto último, hay que señalar como la OTSC, que ahora preside Armenia, desoyó las peticiones de Nikol Pashinyan, ante la agresión de Azerbaiyán.

Y por si fuera poco el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, le ha trasladado al presidente Tokaev sus condolencias, por las víctimas mortales registradas en las protestas de la última semana.

Mejor me quedo con Marie Struthers, de Amnistía Internacional: “Tanto los compromisos adquiridos por Kazajistán en virtud del derecho internacional como la propia Constitución del país consagran el derecho de reunión pacífica. Las autoridades deben cumplir estas obligaciones, proteger a quienes se manifiestan de forma pacífica y respetar la libertad de expresión. También deben garantizar que la policía no hace uso de fuerza ilegítima y excesiva. Cualquier policía u otros funcionarios responsables de cometer violaciones de derechos humanos deben rendir cuentas de sus actos.”

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.