Tigray se repliega con un llamamiento a la comunidad internacional

Se trata de forzar el establecimiento de una zona de exclusión aérea, que detenga los bombardeos, a menudo sobre objetivos civiles, del ejército etíope, así como un embargo de armas a Etiopía y Eritrea.

Por Angelo Nero

“Hemos escuchado la llamada unánime a nivel internacional para retirarnos de las regiones vecinas. He ordenado a las unidades del Ejército de Tigray que están fuera de las fronteras de Tigray que se retiran a las fronteras de Tigray con efecto inmediato.” Esta era la declaración del líder tigriño, Debretsion Gebremichael, que hacía por carta al secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, el 19 de diciembre, por la que anunciaba la orden de retirada de las regiones Amhara y Afar por parte del Tigray People’s Liberation Front (TPLF), después de una ofensiva que hizo temer la entrada de los guerrilleros tigriños y sus aliados en la capital etíope, Addis Abeba.

El responsable de Asuntos Exteriores del TPLF, Getachew K Reda, desde su cuenta de Twitter, confirmaba el repliegue de los efectivos tigriños: “Acabamos de completar la retirada de nuestras fuerzas de las regiones de Amhara y Afar. Al hacerlo, creemos que le hemos quitado cualquier excusa a la comunidad internacional para explicar su tardanza cuando se trata de presionar a Abiy Ahmed y sus socios regionales. Si bien continuaremos haciendo todo lo posible para defender a nuestra gente de cualquier amenaza, ahora le corresponde a la comunidad internacional intentar presionar sobre estos reincidentes que se ahogan por otra ronda de genocidio en Tigray. Necesitan que se les diga que no pueden salirse con la suya con otra aventura militar.”

El apelo a la comunidad internacional desde Tigray, que de manera explícita ha realizado Gebremichael en su carta, trata de forzar el establecimiento de una zona de exclusión aérea, que detenga los bombardeos, a menudo sobre objetivos civiles, del ejército etíope, así como un embargo de armas a Etiopía y Eritrea, que mantuvieron una alianza militar y política durante la ofensiva sobre la región rebelde. También es muy posible que, después de que las Fuerza de Defensa Nacional de Etiopía hayan recuperado las principales ciudades de Amhara y Afar, de las que el TPLF se ha retirado, el gobierno de Abiy Ahmed tuviera la tentación de seguir avanzando hacia Tigray, algo que, sin duda, vendría a complicar ya difícil situación que atraviesan los seis millones de tigriños que ya están sufriendo una hambruna severa, después de meses de combates y del bloqueo a la ayuda humanitaria por parte del régimen etíope.

El portavoz internacional del aliado del TPLF, el Oromo Liberation Army (OLA), Odaa Tarbii, también ha apuntado en un tweet hacia la comunidad internacional: “Uno de los mayores temores del régimen de Abiy: las investigaciones independientes. Esconderse detrás de los problemas de soberanía para evitar la rendición de cuentas por las atrocidades de los derechos humanos es algo que viene directamente del manual del dictador”.

Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Ned Price, ha señalado que su gobierno “ha pedido desde hace tiempo un cese de hostilidades, incluido el regreso de las fuerzas del TPLF a Tigray, así como un acceso humanitario. Hemos pedido desde hace mucho tiempo el fin de los abusos y violaciones de los Derechos Humanos, y una solución negociada al conflicto.” Apuntando a que esta guerra “no sólo pone en riesgo a la gente en el país, sino que supone una amenaza a la seguridad regional en el Cuerno de África.” Por ello desde Washington ha reclamado al ejecutivo de Abiy Ahmed “que inicie un diálogo nacional creíble e inclusivo.”

En una columna publicada por “The África Report”, Getachew K Reda también se mostraba satisfecho por la resolución aprobada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU –que fue rechazada por el gobierno etíope- por la que se crea una Comisión Internacional de Expertos en Derechos Humanos sobre Etiopía, para investigar y castigar los posibles crímenes de guerra: “La última resolución es un paso fundamental en un esfuerzo genuino por garantizar justicia para las numerosas víctimas de los ejércitos etíope y eritreo, así como para las fuerzas aliadas de Amhara en Tigray y otras víctimas en otros lugares. En este sentido, el pueblo y el Gobierno de Tigray aprecian la posición de principios, humana y moralmente informada de la Unión Europea sobre la guerra genocida en Tigray. En particular, estamos agradecidos por los constantes llamamientos de la UE para que se lleve a cabo una investigación independiente de todas las atrocidades y el seguimiento de ello solicitando la convocación de una sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre Etiopía.”

A pesar de que desde el gobierno etíope ha reiterado que el repliegue de las fuerzas tigriñas es un engaño, y que este se ha forzado por el avance militar de las Fuerza de Defensa Nacional de Etiopía, que ya ha tomado el control de las principales localidades de Amhara y Afar ocupadas por las fuerzas tigriñas, han confirmado que la orden de no seguir avanzando hacia Tigray, al menos de momento, ya que su objetivo era liberar las estas dos regiones, en el camino hacia la capital Addis Abeba. Esto también puede deberse a la presión ejercida desde EEUU, que Washington que decidió apartar a Etiopía de la Ley de Crecimiento y Oportunidad para África (AGOA), algo que, sin duda, dañará más aún la maltrecha economía etíope.

Después de un año de una intensa campaña de limpieza étnica, de violaciones masivas de mujeres y niñas, de saqueo y destrucción de infraestructuras civiles, de utilizar el hambre como arma de guerra, de obligar a huir de sus hogares a miles de tigrayaños, y de que los que permanecieron en el área del conflicto tuvieran que subsistir sin electricidad, productos básicos, agua potable y fueran incomunicados, la imagen del premio Nobel de la Paz no ha podido quedar más maltrecha. “Abiy Ahmed ganó el Premio Nobel por su capacidad para detener el conflicto con Eritrea, pero eso no impidió que cometiera crímenes de guerra contra sus oponentes en la región de Tigray”, declaró para la revista Atalayar Heba al-Bashbishi, profesor de ciencias políticas en El Cairo. Ya son muchas las voces que piden una nueva oportunidad a la paz y que el principal escollo para alcanzarla es, precisamente, el primer ministro etíope.

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