The Old oak, renovando mi amor por Ken Loach

‘The Old Oak’ es una película luminosa, muy alejada de ese poso de pesimismo que lastra casi toda la filmografía de Ken Loach, y quizás por eso a muchos de sus seguidores no les ha gustado.

Por Angelo Nero | 3/09/2025

Confieso mi amor incondicional por el cine de Ken Loach, desde que en 1990 me volara literalmente la cabeza con Hidden Agenda, la película con la que puso sobre la mesa la guerra sucia del estado británico en el norte de Irlanda, y con la que ganó el Premio del Jurado en el Festival de Cannes. Las tres películas siguientes fueron excepcionales: Riff-Raff, Raining Stones -también premiada en Cannes- y Ladybird, Ladybird. Pero sobre todo se ganó el corazón de muchos de sus seguidores en el estado español gracias a Tierra y Libertad, estrenada en 1995, inspirada en el Homenaje a Cataluña, de Georges Orwell.

Al año siguiente iniciaría su productiva colaboración con el guionista Paul Laverty, con La canción de Carla, que nos llevaría a la Nicaragua de la revolución sandinista, quién firmaría también los guiones de las notables, Bread and Roses, y de la Trilogía de Glastow: My Name Is Joe, Sweet Sixteen, Ae Fond Kiss, retratando como nadie a esa clase obrera británica a la que Margaret Thatcher había conseguido doblegar.

En 2006, Ken Loach volvió a los origines del conflicto irlandés, con The Wind That Shakes the Barley, mostrando la poco conocida guerra civil irlandesa, y se llevó la Palma de Oro en Cannes. Ya consolidado el tandém fantástico de Laverty y Loach, siguieron ahondando en la realidad social de una Gran Bretaña con films como It’s a free world -Premio al mejor guión en Venecia-, Looking for Eric y Route Irish.

A partir de esa película, tal vez porque cambiaron mis hábitos de ir al cine regularmente, dejé de seguir la carrera de Ken Loach -creo que tengo cinco o seis películas pendientes-, y hace diez años incluso leí que iba a dejar el cine, cuando volvió a ganar la Palma de Oro de Cannes con I, Daniel Blake, pero al fin y al cabo confesó que no se le ocurría otra cosa que hacer sino rodar, y en 2023 nos regaló con su -hasta ahora- última creación, The Old Oak, con guión, como no podía ser de otra forma, de Paul Laverty.

El escenario de esta nueva historia del imaginario de Loach-Laverty nos lleva a un pueblo empobrecido del noreste de Inglaterra, donde los efectos de las agresivas políticas neoliberales de los sucesivos gobiernos conservadores y laboristas -casi imposible el diferenciarlos- un sumido a la clase obrera en una profunda depresión. The Old Oak es el último refugio de los antaño orgullosos mineros, un pub regentado por T.J. Ballantyne (Dave Turner), acosado por las facturas y la falta de expectativas, pero sobre todo por la soledad, tras la muerte de su esposa. Sin esperanza de un horizonte amable, T.J. piensa en el suicidio, pero la aparición de un perro vagabundo lo hace desistir.

La aparición de un grupo de refugiados sirios trastoca a todo el pueblo, especialmente a los clientes del pub, Garry (Jordan Louis), Charlie (Trevor Fox) o Vic (Chris McGlade) que centran en ellos su frustración y muestran una actitud claramente racista, sobre todo con la joven Yara (Ebla Mari), que se esfuerza por integrarse en la comunidad.

T.J. se verá obligado a elegir entre sus parroquianos, a los que soporta con grandes dosis de paciencia, o entre sus nuevos vecinos, con los que se revela que tiene más afinidad, y convierte The Old Oak en un punto de encuentro entre culturas, donde se resalta la solidaridad obrera, sin importar la procedencia, y las posibilidades que nos ofrece la vida cuando aparcamos el odio al diferente, e identificamos al verdadero enemigo, ese capitalismo atroz que golpea tanto a los obreros de la Inglaterra profunda como a los refugiados de las mil guerras que provoca.

The Old Oak es una película luminosa, muy alejada de ese poso de pesimismo que lastra casi toda la filmografía de Ken Loach, y quizás por eso a muchos de sus seguidores no les ha gustado. Tal vez esa sea la clave para que renueve mi amor incondicional por el director inglés, el haber filtrado un rayo de esperanza en la humanidad a través de T.J. y de Yara, con esta historia que bien podría cerrar la prolífica carrera cinematográfica de uno de los más importantes creadores del séptimo arte.

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