Los trabajadores del metal de Cádiz fueron a la huelga indefinida para exigir un convenio digno para el sector. Durante 9 días, su lucha, en medio de una fuerte represión policial, dio la vuelta a toda España.
Por Daniel Seixo y Oriol Sabata
En el trasfondo, una clase trabajadora golpeada por el desempleo, la precariedad laboral y un proceso de des-industrialización que ha deteriorado notablemente las condiciones de vida de la población.
El pasado 3 de diciembre, los sindicatos mayoritarios Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), decidieron poner fin a la huelga y firmaron un acuerdo con la patronal. La Confederación General del Trabajo (CGT) y la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM) se opusieron a ello al considerar que no se consultó a los trabajadores y que se trata de un «acuerdo de migajas».
Tras el fin de la huelga, la represión no se hizo esperar. Cinco manifestantes fueron detenidos por la policía en la barriada de San Pedro, una de las más combativas y donde el Ministerio del Interior mandó una tanqueta blindada para reprimir las protestas obreras que contaron con una amplia solidaridad vecinal.
Los días 12 y 13 de enero, los detenidos deberán declarar en los Juzgados de Puerto Real. El sábado 15 de enero hay convocada en Cádiz una manifestación en solidaridad con los represaliados por la huelga del metal.
En Nueva Revolución entrevistamos a Manuel Balber, miembro de la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM).
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