La coordinadora general de la Unión de Mujeres Indígenas de la Amazonía (UMIAB) comenta en entrevista con Mongabay Latam que durante el gobierno de Jair Bolsonaro “los pueblos indígenas fuimos humillados y masacrados por un gobierno genocida”.
Por Thelma Gómez Durán / Mongabay
Los primeros días del 2023 mostraron que las mujeres, y en especial las lideresas indígenas, tendrán un papel protagónico en la nueva etapa política que vive Brasil.
El 2 de enero, la abogada Joenia Wapichana se convirtió en la primera mujer indígena en estar al frente de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai), una dependencia federal que fue desmantelada durante el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro. Días después, el 11 de enero, se designó al frente del recién creado Ministerio de Pueblos Indígenas a la lideresa Sônia Guajajara, quien forma parte de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (COIAB).
La creación del Ministerio de Pueblos Indígenas es una de las principales demandas que las organizaciones indígenas plantearon a Lula da Silva, para su tercer periodo como presidente que comenzó en este 2023.
Ese miércoles 11 de enero, Telma Marques Taurepang se emocionó al mirar cómo una de sus compañeras de lucha en la defensa de los pueblos indígenas y la Amazonía fue designada para estar al frente del Ministerio de Pueblos Indígenas. “Nunca más un Brasil sin nosotros”, dice la lideresa que pertenece al pueblo Taurepang y es coordinadora general de la Unión de Mujeres Indígenas de la Amazonía (UMIAB).
Mongabay Latam conversó con Telma Marques Taurepang sobre el panorama que se mira en Brasil a partir del comienzo de la presidencia de Lula da Silva, el gran reto de frenar la deforestación que se aceleró durante los cuatro años de gobierno de Jair Bolsonaro y los compromisos del nuevo gobierno con las comunidades indígenas.
Para la lideresa indígena, uno de los grandes desafíos que tiene su país y, en general los pueblos indígenas es lograr que se establezcan proyectos de vida para conservar no sólo a la Amazonía sino a todos los ecosistemas y las múltiples vidas que ahí existen. Eso, dice, marcará el futuro de Brasil, pero también de la humanidad.
—¿Cómo ha cambiado la Amazonas que recuerda de niña al Amazonas que ahora defiende?
—La Amazonía de mi infancia ha cambiado por la forma en que el ser humano ha impulsado la deforestación, con el descuido de nuestra Amazonía, con la contaminación; por la deforestación de la agroindustria y la minería. Todo ha cambiado.
La Amazonía que defiendo hoy es para el “Buen Vivir” de todos los pueblos indígenas, de toda una nación; también para la humanidad. En muchos territorios el agua escasea debido a la contaminación por mercurio.
—¿Cómo llega la Amazonía y las comunidades indígenas que ahí habitan a este momento político de Brasil, en el que Lula da Silva comienza su tercer periodo como presidente?
—La lucha para que sobreviva la Amazonía continúa, porque los pueblos indígenas sobreviven a pesar de la deforestación, la política de destrucción de la agroindustria. La Amazonía luchará junto con el presidente Lula para la vida de todos los pueblos indígenas.
Hoy podemos decir que tenemos a un presidente que va a cuidar no sólo la Amazonía, porque la Amazonía no es solo un bosque, también son seres humanos, los pueblos indígenas que viven manteniendo el bosque en pie.
—De los nueve estados en la Amazonía brasileña, Lula da Silva sólo ganó en tres. ¿En los otros seis, qué circunstancias predominaron para que no ganara?
—En cierto modo, la política en Brasil atravesó un momento que todos necesitábamos reflexionar sobre cómo pudieron imponer un genocidio durante más de cuatro años.
Sin pensar en por cuánto perdió el presidente Lula en seis estados, se logró ganar una elección, una elección de vida. En el 2023 se tendrá que demostrar que tenemos un gobierno que cuida a una minoría y que, a la vez se cuida a la mayoría. Brasil necesita un presidente que cuide a todos, en especial a los pueblos indígenas.
Los pueblos indígenas fuimos humillados y masacrados por un gobierno genocida. Hoy tenemos la libertad de decir que vencimos a un genocidio que nunca volverá al poder.
—Uno de los principales desafíos de Brasil es detener la deforestación que se incrementó durante el gobierno de Bolsonaro. En esta tarea será vital el liderazgo que pueda tener la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, en la Comisión Interministerial del Plan de Lucha contra la Deforestación…
—Tener a Marina Silva en el ministerio del medio ambiente es tener un ministerio que también va a combatir la deforestación dentro de la Amazonía. Se deberá detener cualquier ley que venga a deforestar o aumentar la deforestación, que aumente el cambio climático dentro de la Amazonía que impacta principalmente en la vida de mujeres indígenas.
Será un desafío muy grande, no solo para la ministra Marina Silva, sino para todos los pueblos indígenas que con su vida mantienen viva la Amazonía.
—¿Qué ingredientes debe tener una política de Estado que realmente ponga en el centro la conservación de la Amazonía y de otras áreas naturales de Brasil?
—El mayor elemento crítico para una política de Estado es tener un gobernante que vea a los pueblos indígenas como los pueblos originarios que detentan varios saberes tradicionales. Una política de Estado que cuide no solo de la Amazonía, sino a esos pueblos originarios, a los defensores de toda una nación.
—En sus gobiernos anteriores, Lula da Silva apoyó proyectos controvertidos, entre ellos la hidroeléctrica Belo Monte. ¿Consideran que realmente existen garantías de que el tema ambiental y las comunidades indígenas serán prioridades en este tercer periodo del gobierno de Lula?
—Los pueblos indígenas hoy creemos que tendremos un gobierno que nos escuchará, porque hoy hemos logrado, con una gran lucha, la creación del Ministerio de los Pueblos indígenas en este nuevo gobierno. Así que no puede quedar mal con los pueblos indígenas de Brasil. El presidente Lula sabe que se comprometió y no puede errar más. Este nuevo gobierno, que se ha comprometido a una asamblea general con los pueblos indígenas, no puede fallarle a los pueblos indígenas.
—Las acciones violentas que se vivieron a principios de enero en Brasilia muestran que los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro no están dispuestos a quedarse inmóviles. ¿Qué riesgos observa ante estas acciones?
—El gran peligro hoy es tener que enfrentar a gente que se ha dejado llevar por las falacias de un expresidente corrupto, genocida, que abrió el país a la minería, al agronegocio e impulsó la deforestación, causando un caos en la vida de la gente. Vamos a tener que enfrentar aún esa era bolsonarista.
—Las organizaciones indígenas de Brasil elaboraron una propuesta de gobernanza indígena para los primeros cien días del gobierno de Lula Da Silva. ¿Cuáles son los principales puntos de esta propuesta?
—En esa propuesta para los 100 días de gobierno del presidente Lula se planteó principalmente la creación del Ministerio de los Pueblos Indígenas. Eso ya se cumplió. El gobierno también se comprometió a que se demarcarán 13 tierras indígenas. Hay otro compromiso que se estableció para garantizar la participación directa de varios líderes indígenas dentro del gobierno, para que haya una política realmente dirigida a los pueblos indígenas en Brasil.
—Justo el pasado 11 de enero, la líder indígena Sônia Guajajara asumió como la primera ministra indígena en Brasil. ¿Esta designación que significado tiene para ustedes?
—Guajajara es una ministra que conoce todos los desafíos que los pueblos indígenas han enfrentado durante más de 523 años. Con su designación afirmamos que nunca más un Brasil sin nosotros.
La participación de los pueblos indígenas en el gobierno de Lula es un logro para todos aquellos que perdieron la vida en la lucha y la resistencia por existir, por los que siguen resistiendo.
—En su primer día de gobierno, Lula da Silva reestableció el Fondo Amazonas que utiliza recursos extranjeros para proyectos que combaten la deforestación en la Amazonía. ¿Cuál es la propuesta de las organizaciones indígenas para el uso adecuado de este fondo y aquellos que, en el marco de la Conferencia de Cambio Climático, puedan llegar a la región amazónica?
—Ahora se están restableciendo nuevas alianzas. La del Fondo Amazonas es esencial para que sigamos luchando contra la deforestación en la Amazonía. El Fondo Amazonas no sólo abordará la deforestación, reforestará no solo la Amazonía sino también las mentes de varias personas que llevan cuatro años intentando acabar con nuestra Amazonía.
Estos fondos deben llegar para salvar vidas con proyectos en aquellos territorios que necesitan restaurar la vida sostenible.
—En un contexto en el que la Amazonía acapara la atención mundial, ¿no existe el riesgo de que se ignore a otros ecosistemas —como el bosque atlántico— y a otras comunidades indígenas de Brasil?
—La lucha de los líderes indígenas es por todos los territorios indígenas, por todos los biomas que hay que ver con una mirada de cuidado y de celo, porque hay vida dentro. Hay vida dentro de la mata atlántica (bosque atlántico), dentro del cerrado, dentro de la caatinga (ecosistema exclusivo de la región semiárida de Brasil), dentro de la selva. No es sólo la Amazonía, hay varios biomas en donde hay vidas, no sólo vidas humanas, sino vidas que hay que cuidar.
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