Las declaraciones de Abdelmadjid Tebboune fueron realizadas en una entrevista con el diario francés L’Opinion, publicada a principios de febrero de 2025.
Por Héctor Bujari Santorum | 2/03/2025
En una reciente entrevista con el diario francés L’Opinion, publicada en febrero de 2025, el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, abordó diversas cuestiones de política internacional. Entre ellas, destacó su postura respecto al suministro de armas al Frente Polisario, el único representante legítimo del pueblo saharaui en su lucha por la autodeterminación y la independencia del Sáhara Occidental.
Tebboune reconoció que el Polisario ha solicitado armamento, pero enfatizó que su gobierno “se abstiene de proporcionárselas por el momento”. Esta declaración llega en un contexto de intensificación de la guerra en el Sáhara Occidental, plantea interrogantes.
La negativa de Tebboune contrasta con la realidad del conflicto: mientras Marruecos refuerza su arsenal con el apoyo de potencias extranjeras, el Frente Polisario enfrenta una lucha asimétrica por la liberación de su territorio. La falta de apoyo militar de Argelia no solo debilita la posición saharaui, sino que también podría interpretarse como una concesión diplomática a las presiones internacionales, en detrimento de la causa de liberación nacional.
En sus declaraciones, el presidente argelino celebró el reconocimiento progresivo de los derechos del pueblo saharaui por parte de la justicia europea, afirmando que «la justicia europea va reconociendo poco a poco los derechos de los saharauis».
En un momento histórico en el que la comunidad internacional sigue sin tomar medidas concretas para garantizar la autodeterminación del Sáhara Occidental, la postura de Argelia es crucial.
Resulta innegable que nos encontramos ante una fase decisiva del conflicto, en la que las acciones de los actores clave, como Argelia, pueden determinar el futuro.
La negativa a proporcionar armas al Frente Polisario, en un momento en que los ataques armados se suceden con creciente intensidad, plantea interrogantes. La abstención argelina podría contribuir a prolongar la guerra.
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