Te llamaremos Esperanza: Entrevista a una mujer que fue prostituida

Te hacen sentir que no vales nada, que eres basura, que mereces morir porque eso no es vivir. Los violadores-clientes venían y se iban, y yo solo era un cuerpo.

Por Isabel Ginés | 24/10/2024

¿Puedes contar cómo te captaron para ejercer la prostitución?

Fue una pesadilla, la verdad. No elegí esta vida. Me dan náuseas y ganas de llorar. Vine a este país buscando una vida mejor. Me prometieron un trabajo en un restaurante, algo normal, pero nada de eso era cierto. Me engañaron y, al final, terminé en las manos de una red de trata. Me metieron en un coche, y de un día para otro, mi vida cambió. Me di cuenta de que estaba atrapada en un mundo del que no podía escapar. Me violaban cada día, me pegaban… me violaron hasta en grupo. Siempre estaré en terapia.

¿Cómo fue tu experiencia al llegar a esa situación?

Desde el primer día, todo fue horrible. Me quitaron el pasaporte, dinero, ropa, teléfono y me dijeron que debía trabajar para devolverles el dinero que supuestamente habían gastado en mí. Me sentí como un objeto, una mercancía. El primer día me violó el dueño y luego el dueño con unos amigos en grupo. Para enseñarme quién manda, que debía estar tranquila, que tenían el poder. Te hacen sentir que no vales nada, que eres basura, que mereces morir porque eso no es vivir. Los violadores-clientes venían y se iban, y yo solo era un cuerpo. Olores, sin duchar, sucios… no les importaba mi integridad. Padres de familia ejemplares o hijos pagando por violar. No había espacio para mis sentimientos, mis sueños. Solo tenía que aguantar y callar. Era una cárcel en la que me violaban cada día.

Mis días eran miedo y desesperación. Trabajaba todas las noches, a veces hasta diez o doce horas. Me encerraban en un lugar, y cada vez que un cliente llegaba, era como si me vendieran. Me ponían en un cuarto y él entraba, se lavaban o no y me sometían. Después de cada violación, me sentía sucia, rota, con ganas de morirme, vacía, como si me estuvieran robando algo que nunca iba a poder recuperar. Y cuando intentaba decir que no quería, solo recibía hostias y amenazas. Me maquillaban para que el cliente no viera la brutalidad. La violencia estaba siempre presente.

¿Cómo lograste salir de la prostitución y de la trata?

La guardia civil nos liberó y nos metió en un centro de acogida. Abracé a esa mujer guardia civil ella me salvó. Me dijo que iría bien, no me soltó.

¿Qué pasó después de ser libre?

Estaba en la casa de acogida y con la psiquiatra. Me dieron medicación porque tenía enfermedad de transmisión sexual. Pude tener mi teléfono y llamé para tranquilizar a mis hermana, hermanos y padres. Muy jodido, porque tenía que enfrentar lo que había vivido. Pero la psicóloga y psiquiatra me ayudan.

¿Cómo afrontas el futuro?

Ayudando a otras mujeres en mi situación, que sepan que no están solas. Estoy haciendo un curso de repostería porque me gustaría abrir una cafetería con mis propios pasteles. Y mandar dinero a mis padres para que vivan mejor. Por eso tengo un trabajo que me gusta siendo cocinera. No estoy feliz del todo, me cuesta la vida normal, no puedo dormir del tirón si no es con las pastillas, pero soy libre.

1 Comment

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.