Es curioso que, tras la crisis económica, tras la pandemia, el consumo siga creciendo a buen ritmo, aunque los salarios no aumenten demasiado y las condiciones laborales no mejoren sustancialmente.
«Solo existe una opción para cambiar las cosas y esa es organizarse, retomar la lucha en las calles y en los barrios y llevar la conciencia obrera a cada rincón de nuestro país».
La falta histórica de preparación y visión por una buena parte de los empresarios de nuestro país, se ha suplido por un sistema intensivo en mano de obra, y por la disposición normativa y política de un voluminoso ‘ejército de reserva’.
El sindicato combinaría la lucha obrera con la asistencia social de sus afiliados. Se trataría, en definitiva, de cubrir todos los aspectos sociales del trabajador y de sus familias.