Cuatro ministros del gobierno afgano son ex presos de Guantánamo que fueron liberados en 2014 por la administración de Barack Obama y que contaba con Joe Biden como vicepresidente.
La guerra contra el terrorismo es una cortina de humo para mantener el dominio mundial y una buena excusa para que el complejo industrial militar siga ganando dinero.
Mientras un tsunami de lágrimas de cocodrilo envuelve a los políticos occidentales, se oculta la historia de Afganistán, que hace más de una generación ganó la libertad que le fue arrebatada por EEUU.
El presidente Joe Biden y sus asesores no convencieron a la opinión pública internacional al explicar lo sucedido con la rápida caída del estado afgano y la toma de la capital, Kabul, por los talibanes.
Imaginen si EEUU no hubiera apoyado a los muyahidines y si se hubiera permitido que el pueblo afgano contemplara la posibilidad de un futuro socialista.