Lo que enfurece a quienes colonizan y ocupan, roban y oprimen, destrozan y mancillan, es la negativa de las víctimas a doblegarse. Y éste es el tributo que todos deberíamos rendir al pueblo palestino. Se niegan a doblegarse. Siguen adelante. Esperan -hasta que vuelven a luchar.
En armonía con el Derecho internacional, el movimiento de BDS ha defendido sistemáticamente el derecho del pueblo palestino a resistirse a la ocupación militar y la colonización de Israel «por todos los medios disponibles, incluida la resistencia armada».
Los roncos tambores de guerra de Netanyahu quieren que no se escuchen más sus versos en Gaza, pero sobretodo, quieres arrancar, como los olivos y naranjos de Palestina, el futuro que jóvenes como Heba Abu Nada representan.
Existe una conexión permanente entre el lavado verde israelí, que se refuerza mediante la normalización ecológica, y la consolidación del apartheid y el colonialismo de colonos en Palestina y Jawlan.
Netanyahu, que mostró un mapa del «Gran Israel» en la Asamblea General de la ONU hace menos de un mes, quiere claramente desplazar a la mayor parte de la población de Gaza al Sinaí, más allá de la frontera con Egipto.
El principal objetivo ha sido mantener, por un lado, la resistencia anticolonial frente al estado coimperial israelí, y por el otro, la lucha contra la asimilación y la pérdida de la identidad nacional en los países a los que han sido dispersados.