la ciudad de Peshawar, dada su proximidad a la frontera afgana, jugó un rol fundamental. Desde allí, la CIA y el ejército pakistaní, lanzaron a miles de combatientes que entrenaron, armaron y financiaron.
Desde entonces y montados en estas crisis, las actividades de los integristas han ido en incremento, alcanzado con el atentado de este lunes, su punto culminante, por lo que se espera, una respuesta contundente del ejército.
el gobierno del Primer Ministro, Shehbaz Sharif, llegado al poder tras un golpe institucional contra Imran Khan en abril pasado, se encuentra cada vez más jaqueado la multiplicidad de problemas que vive el país.
El propio sistema corrupto de Pakistán, que hoy no puede enfrentar los graves problemas del país: inflación desbocada, caída vertiginosa de divisas, síntomas de una crisis económica incontrolable a lo que se le suma los estragos del cambio climático.
Tras la abrupta finalización de su mandato, Imran ha incrementado de manera notoria su popularidad, especialmente después de que se evidencie la burda maniobra de los Estados Unidos, opositores y el ejército.
Estos males que soporta Pakistán, son la resultante de la crisis climática global, generada por las grandes potencias industriales, generando el famoso efecto invernadero, a los que Pakistán contribuye solo con un uno por ciento.
Debido a las buenas relaciones que Pakistán mantiene con los grandes enemigos de Armenia, sus vecinas Turquía y Azerbaiyán, el país siempre ha compartido la postura turca de negar el genocidio armenio durante la Primera Guerra Mundial