84 (sólo el 24% de un Congreso de 350) eran los que tenía el PSOE cuando Sánchez consiguió sacar a Rajoy de la Moncloa. Hasta los 180 conseguidos necesitó 96 votos más, que fueron aportados por grupos parlamentarios distintos al PSOE.
Es necesario desligar el ideal felicitario del consumo irracional materialista, que no solo acarrea sufrimiento en la imaginación por su insaciabilidad, sino que nos vuelve competidores y no aliados en la causa por el bien común.
Antes de comenzar la campaña habían perdido valor los argumentos contra la ley lío del “solo sí es sí” y el PP decidió atacar a Sánchez por un flanco ajeno, el de los candidatos que aparecen en las listas de otros partidos.