Aunque el pueblo sami ha logrado legalizar y poner en práctica muchos de sus derechos como pueblo originario, todavía se enfrenta con retos en cuanto a su autonomía y reconocimiento popular.
Los países nórdicos suelen defender su imagen de líderes en cuanto al respeto de derechos y sostenibilidad, pero la reacción frente al fallo de la corte suprema sobre el caso de Fosen es la última prueba de lo contrario.