Conociendo la historia colonialista de Francia, cualquiera tendría razón de sospechar que París, con el anuncio de su retirada, no quedaría cruzada de brazos viendo como su ex colonia escapaba de su control.
Los paramilitares rusos, llegaron al país a principios de año, como respuesta del presidente malí el coronel Assimi Goïta, a la extorsión de Emmanuel Macron, de retirar a sus hombres, si la junta no accedía a sus reclamos
Ya nadie sabe que sucede en Etiopía, a nadie le importa esa pústula que es Darfur, el corazón sangrante de Sudán, donde entre el desastre humanitario y el exterminio de sus pobladores, apuntan a superar el récord ya establecido de los 300 mil muertos.
Hoy ya no solo la región del Sahel, está siendo objetivo de los muyahidines, sino también países lejanos como Mozambique o consiguiendo trocar las guerrillas de corte político o étnico-tribales de República Democrática del Congo (RDC) a organizaciones fundamentalistas.
Malí está dispuesto a cortar por completo su cooperación militar con el gobierno francés, condenando las «violaciones flagrantes» de su soberanía nacional por parte de las fuerzas francesas allí.
Por lo que para varios gobiernos africanos (Libia, Malí y la República Centroafricana, y posiblemente pronto Burkina Faso) ya han pedido la presencia de los hombres de Grupo Wagner para combatir focos terroristas y de otro tipo de insurgencias.