”La tortura es un crimen execrable, precisamente porque es cometido por aquellos que tienen encomendada nuestra protección y eso lo hace aún más execrable.»
Todos los indicios parecen indicar que el policía que pudo ser el autor de los disparos que mataron a Roberto fue José Ramón Sánchez Pizarro, que estaba camuflado entre los manifestantes.