Tanto Brasil como Honduras deben reactivar programas masivos de acceso a la tierra para población campesina en pobreza, especialmente mujeres, y la entrega de títulos definitivos de propiedad a grupos y pueblos originarios.
La organización ha venido denunciando el “racismo institucional” del cual ha sido víctima el pueblo garífuna, así como la falta de voluntad de esclarecer los tantos ataques sufridos y la impunidad que garantiza un sistema de justicia corrupto.
El nuevo gobierno recibió un país en condiciones críticas en lo económico, social, sanitario, educativo, ecológico y ético. El incremento de la pobreza y la falta de empleo demandan un proceso de recuperación económica, al igual que la migración.