La misión militar de la ONU que operó entre 2004 y 2017, dejó un saldo de acusaciones en su contra por violaciones sexuales a mujeres y niñas haitianas.
Bajo el lema “Abajo Ariel Henry, Abajo la ocupación extranjera”, cientos de miles de haitianos protestan en las calles de todo el país contra una resolución aprobada por el Primer Ministro de facto y Presidente interino, solicitando una intervención armada en Haití.
El país lleva años sumido en una profunda crisis que se agravó con el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, así como la disfuncionalidad de la Justicia y el Parlamento.
Cerca de un millón de haitianos sufren de inseguridad alimentaria. El enviado del Programa Mundial de Alimentos, Jean-Martin Bauer, señaló que “estamos viendo un aumento significativo del hambre en la capital y el sur”.
Los enfrentamientos entre pandillas han paralizado y teñido de sangre un sector de Puerto Príncipe, capital de Haití, cuya población sufre una inflación desatada y una escasez crítica de combustible que complica la crucial ayuda humanitaria.
A partir de 2010 comenzó una nueva etapa en la vida política de Haití gobernada por la extrema derecha y dirigida explícitamente desde Washington, que tiene como objetivo fundamental frenar el proceso de movilización popular que siempre es muy fuerte en el país.