Aunque el presidente egipcio muestra en público su frontal oposición a la expulsión de los palestinos, la presión de Estados Unidos puede lograr que los acoja justificándolo como un acto humanitario y de buena voluntad, que es lo que desean Trump y Netanyahu.
La falla de la teoría de la unidad es que ingenuamente supone que los regímenes árabes rechazan inherentemente la ocupación israelí y apoyan a Palestina.
Esta apatía colectiva no solo afecta a las víctimas directas, también erosiona los valores humanitarios que después de la IIGM sustentan a todos los gobiernos democráticos.
La soberanía de Sri Lanka —en el centro de la deshumanización tamil— fue defendida de la misma manera que el derecho de Israel a la legítima defensa es aceptado por la mayoría de las naciones, legitimando la criminalización de la resistencia armada tamil.
Cuanto más se exponen las vulnerabilidades de Israel, más intensifican Netanyahu y sus aliados sus amenazas, no solo contra Gaza, Líbano y Siria, sino también contra Egipto.