Pablo González se encuentra desde hace un mes completamente incomunicado y en absoluto aislamiento por el mismo Estado que recientemente le ha dado refugio al estrafalario neo-nazi Artyom Bonov.
No podíamos imaginar entonces que Pablo González iba a ser protagonista también de una rocambolesca historia, iniciada el pasado 6 de febrero, cuando todavía no se había producido la ofensiva rusa sobre Ucrania.