Felipe González no dudó ni por un instante, durante los 14 años que gobernó España, en traicionar en múltiples ocasiones la palabra dada a su militancia y al conjunto de los españoles para conseguir sus objetivos políticos y personales.
El expresidente se convirtió en ese «Gran Hermano» al que todos los dirigentes del PSOE, fueran de primera o última fila, conocían aunque no le hubieran visto nunca.
En 1981 el 52% de los españoles estaban contra la entrada en la OTAN y sólo el 18% a favor. La preparación del referéndum se convirtió en uno de los principales objetivos de la CIA.
El PSOE llevaba años preparando la transición del fascismo a la democracia burguesa, vistiéndose con una imagen obrerista encarnada en una chaqueta de pana y citas populistas de Felipe González.
Siente uno vergüenza ajena de escuchar a Felipe González defender el régimen de Franco, aunque pretenda hacerlo comparándolo con el régimen bolivariano de Venezuela.