¿Cómo es posible que gobiernos internacionalmente conocidos por sus violaciones de derechos humanos y su participación en guerras y agresiones violentas estén predicando moderación, mientras Occidente hace la vista gorda ante diversas formas de opresión en Palestina?
La exhibición de simbología fascista, la persecución a las minorías del país o la caza y ejecución del opositor comunista o «prorruso», se convirtió en una constante en el nuevo gobierno de Kiev.