Se puede considerar que el nacionalcatolicismo fue muy pragmático, ya que empleaba los conceptos que le interesaban para la legitimación del franquismo, desestimando otros o transformándolos para sus propósitos.
La Iglesia española no hizo mucho por entender los cambios sociológicos en España y se aferró claramente a sus posturas ortodoxas y vinculadas con el poder y la Monarquía.
Dentro del sistema político, los sectores más liberales y progresistas deseaban frenar el excesivo poder que la Iglesia acumulaba. Canalejas promovió la famosa Ley del Candado.
La Constitución de 1876 consagró, como hemos expresado, la vuelta al Estado confesional. La religión católica, apostólica y romana sería la del Estado, y la nación se obligaba a mantener el culto y sus ministros.
En la Primera República, el proyecto constitucional federal de 1873 estableció en su artículo nº 34, por vez primera en la historia española, la separación entre la Iglesia y el Estado.