Resulta difícil encontrar algún beneficio de los casi 20 años de guerra en Irak, incluso para EEUU que, tras causar una descomunal tragedia y gastar billones de dólares, no ha conseguido mejorar un ápice su seguridad y mucho menos su imagen en la región.
Estados Unidos ahora no está listo para enfrentar a Rusia y China, ya que en las últimas décadas se ha centrado en la lucha contra el terrorismo en los países de Medio Oriente.
Ese pretexto para seguir armando una arquitectura de seguridad para contener a China en el mundo también justificaría la guerra tecnológica en curso, que apunta a un plan calculado de desconexión industrial de China al que EEUU está tratando de sumar aliados
Taiwán, con una superficie similar a Galicia, la vigésima primera economía del mundo, se acredita cada día más como la principal concreción territorial de la pugna geoestratégica chino-estadounidense.
Los medios de comunicación del stablishment han aprovechado las protestas por los confinamientos por el Covid para potenciar su narrativa contra China.