La gestión del gobierno de extrema derecha, aunque contenida por los demás poderes y por las instituciones de control, promovió la destrucción de muchos servicios públicos y conquistas nacionales.
La investigación parlamentaria sobre la gestión de la pandemia en Brasil difícilmente tendrá los efectos penales propuestos, pero desgastó gravemente al presidente Jair Bolsonaro, que intenta reaccionar con golpes económicos que pueden terminar por ahorcarlo.
Los peores niveles de inseguridad alimentaria se registran en las zonas norte y nordeste de Brasil: la inseguridad grave afecta a 18% de la población y a 14% de los hogares respectivamente, cuando el promedio nacional es de 9%.