
#ArmeniaEnLaMira


Una paz de urgencia para una guerra relámpago
El acuerdo llega en medio de una brutal ofensiva azerí, que estaba a punto de conquistar la estratégica ciudad de Shushi, la segunda en importancia tras la capital, Stepanakert, después de semanas en las que ambas habían sido bombardeadas indiscriminadamente, forzando el éxodo de la población civil, y ante la posibilidad de que la derrota fuera total para los armenios y perdieran, en poco tiempo, todo el territorio de Nagorno Karabaj.

La Columna de Gavazan
Un lavabo de plástico, una hamaca… Todo ofrece una imagen de fragilidad y uno se pregunta cómo se las arreglará en invierno, cuando el termómetro marque diez grados bajo cero, o cuando la lluvia caiga con fuerza. Y de nuevo se repite la lección: aquellos que poco tienen no dudan en repartirlo entre los demás. Aquel hombre discreto y humilde, con aire de místico y anacoreta, nos llena los bolsillos de fruta.

Armenia grita, Europa calla
A mí me gustaría hablar del sufrimiento de la población de Nagorno-Karabaj, de los muertos, heridos o desplazados, como la joven Lala, que huyó de Stepanakert a Ereván, y que nos da noticias de sus azarosos días, mientras sus amigos combaten en el frente y sus abuelos permanecen escondidos en los sótanos, bajo el incesante fuego de la artillería y de los drones azerís, que ni tan siquiera respeta las treguas humanitarias en Moscú.

Sentir el hogar en medio de una guerra
Hovik e Isabel tuvieron que escapar de las bombas en Siria para proteger a sus hijos en 2012. Decidieron rehacer su vida en el Alto Karabaj dedicándose a la agricultura y a un pequeño café en la capital Stepanakert. La guerra los ha alcanzado de nuevo, pero esta vez han decidido quedarse y ayudar en lo que pueden en una lucha que sienten como suya. Se han convertido en un refugio para locales y en una segunda familia para los corresponsales que cubren el conflicto.
