Como extremo sur de la UE, separado de África por los trece kilómetros del Estrecho, el capitalismo español trata de rentabilizar la posición geográfica para favorecer sus intereses parasitarios.
EEUU y Reino Unido crearon y radicalizaron en Somalia al grupo extremista al-Shabaab, desencadenando una crisis humanitaria que persiste en todo el país.